Para el segundo millonario del mundo, Elon Musk, el riesgo al invertir su dinero no debería ser ningún problema. Tal vez las pérdidas, por muy grande que éstas sean, con facilidad las puede rescatar. De alguna manera corre riesgo el empresario, por eso es millonario, por su estrategia de inversión.
Sin embargo, Musk, además de sus millones y los innumerables negocios que el acaudalado posee, también es dueño de algo intangible, inconmensurable y definitivo: la decisión. Nos referimos al estilo de generar y gestionar una gran inversión que se traducirá en mayor riqueza para el ciudadano de tres países: Sudáfrica, Estados Unidos y Canadá.
Y si el aumento de su fortuna dependiera de la nación objetivo de la inversión, no dudaría en adquirir la nacionalidad de ese país. En algún momento pudo haber solicitado la naturalización china, ya que sus inversiones eran enormes en ese lugar.
Tesla planificó la construcción de una planta de Megapacks en Shanghái, República Popular China, con una inversión cercana a 207 millones de dólares. Dicha superfábrica ocupará alrededor de 20 hectáreas y se espera que comience a operar en el primer trimestre de 2025.
Su posición como millonario del mundo le permite (él tiene la seguridad) arriesgar en cualquier inversión y en cualquier lugar y, por supuesto, también desistir de ella; tal vez sin importar los movimientos que se generaron con el proyecto; quizá sin tomar en cuenta las necesidades y la expectativa de miles de personas que se ilusionaron con una gran oportunidad de trabajo, de una posibilidad de mejorar económicamente y de un mejor futuro.
Para el millonario, esto –repito– tal vez no lo tenga en cuenta. Pero sí considera el tamaño de su ganancia. Incluso, casi podemos asegurar que el prestigio es algo secundario para el sudafricano. Ya no es vital para su carrera de empresario.
Las pérdidas por supuesto que no las asumirán sus empresas; al contrario, seguramente logre exprimir un poco más al país donde su inversión se convirtió en una promesa alentadora para la economía local.
Los grandes perdedores serán los gobiernos a quienes deje plantado con la suspensión de su inversión. Es el caso del estado de Nuevo León. Dependemos nuevamente de lo que suceda en Estados Unidos después de sus elecciones presidenciales. Es aquí donde, de plano, volvemos a depender de la política extranjera. Definitivamente, nos falta un mundo para lograr la independencia y autonomía económica.
En el capitalismo claro que no existe esa independencia. Y claro que tampoco en ningún otro sistema de producción económica; dependemos los unos de los otros. Pero, sin duda, por lo menos la utilidad y el beneficio para la población es lo más importante.
Como ultramillonario, la tentación de intervenir políticamente en los asuntos de los países no ha estado lejos de las decisiones de Musk. Ahora, como si no supiera lo que le espera a la oposición reaccionaria venezolana, el empresario la está apoyando, haciendo alarde de benefactor para el pueblo del país de Hugo Chávez.
Elon Musk cuenta con un instrumento enorme: su plataforma X. Ya inundó los espacios apostando por el candidato opositor con la seguridad de que Maduro será derrotado.
Con los millones que tiene en sus bancos y en sus empresas, qué le dañaría a Elon la continuidad del actual presidente Nicolás Maduro. No es característica de este millonario preocuparse por el bienestar de la población venezolana ni de ninguna otra. A través de la red social X, Musk viralizó su mensaje de apoyo al candidato opositor de Maduro.
El empresario recibió miles de respuestas “Me gusta”, así como “reposteos” y sólo en 30 minutos sumó más de 50 mil reacciones entre sus seguidores.
Ahora tenemos a los millonarios golpeando los intentos de depurar el ejercicio democrático en nuestras naciones latinoamericanas. A cielo abierto, muestran, como en el caso de Musk, la intromisión en las decisiones de los pueblos.
Tenemos la seguridad que lo hace por decirle al mundo “soy todo poderoso porque mi juguete X y mis millones me lo permiten”. Interviene simulando benevolencia con el pueblo venezolano, no porque le conmuevan las grandes limitaciones económicas que han generado los bloqueos de sus iguales de Estados Unidos, Canadá, Inglaterra y tantos otros, no porque ni siquiera conoce la historia ni los antecedentes políticos del país. Igual como no los conoce en el caso de México y del estado de Nuevo León. Para eso cuenta con su equipo de estrategas de la inversión financiera y de los espacios cibernéticos. La decisión gira en torno a qué tanto arriesga su dinero, no importa qué beneficios va a generar.
En el caso del país bolivariano, deseamos la mejor solución y que triunfe la democracia, así como lo ha hecho en nuestro país, lugar donde la inversión de Musk ha sido un verdadero engaño.
En un punto aparte, agradezco al maestro Antonio Arista Romero, gran impulsor de la Prepa Popular, por su empeño a favor de la educación universitaria, de la democratización de nuestro país y por su legítimo interés en nuestra carrera política como sindicalista.
Colaboró Ruxi Mendieta
X: @AntonioGershens