Ha sido para mí un honor recibir de la Benemérita Universidad de Oaxaca su máximo reconocimiento académico, un doctorado honoris causa, por mi trabajo en defensa de la democracia en México. Por tal motivo, aprovecho este espacio para agradecer al rector de esta universidad, David Zabdiel Martínez Pérez, y a su honorable claustro académico, por considerar mi trayectoria para otorgarme tan importante distinción.
Con sincera humildad, debo mencionar que he tenido la fortuna de observar y participar de manera directa en la larga lucha por la democratización de nuestro país. Mis primeros pasos se dieron durante el movimiento de don Carlos Madrazo y en la observación del fraude electoral de Chihuahua en 1986. En 1968 me integré al movimiento de Madrazo, que buscaba democratizar al PRI en la elección de su dirigencia. Este movimiento fue eliminado radicalmente desde la cúpula del poder y culminó con el asesinato de don Carlos en el derrumbe del avión en el que viajaba. Por lo que toca al fraude electoral de Chihuahua, tuve la oportunidad de presenciar cómo el sistema político mexicano se activó para maniobrar en contra del candidato del PAN, Francisco Barrio Terrazas, e imponer al priísta Fernando Baeza Meléndez. Reporté las tropelías en varios artículos en La Jornada.
Además de estos dos sucesos, pude observar elecciones en el extranjero como voluntario y con mis propios recursos. Así viajé a Colombia, España y Estados Unidos. En nuestro país vecino estuve durante la elección presidencial de 1992. El recuerdo que guardo es que, a diferencia de las votaciones mexicanas, los estadunidenses eran sumamente ordenados. Oficialmente me integré a la lucha por la democracia en 1994, cuando por invitación del doctor Jorge Carpizo fui parte del primer Consejo General del Instituto Federal Electoral. Durante mi encargo en el entonces IFE, participé en la organización del seminario del Castillo de Chapultepec, evento que fue muy relevante para la apertura democrática.
Estos episodios narrados constituyen una parte de mi vida dedicada a la construcción de la democracia en México, y desde 2019 estoy a cargo de la Fiscalía Especializada en materia de Delitos Electorales (Fisel). Siento que en esta lucha siempre he actuado en favor de la democracia, es decir, del interés público y en defensa de las instituciones y no de un interés personal. Sirvan estas líneas para agradecer nuevamente a quienes han reconocido 30 años de esfuerzo.