San Cristóbal de Las Casas, Chis. La situación en la sierra y la frontera de Chiapas “es desesperante por la presencia permanente de los cárteles de la droga disputándose el territorio, yendo y viniendo ante la indiferencia y complicidad aparente de la Guardia Nacional y del Ejército mexicano”, afirmó la diócesis de Tapachula.
“Es muy complicado vivir así; por un lado, secuestrados en casa propia, obligados a hacer lo que no deben, con un profundo sentido de impotencia ante lo incomprensible de la situación que viven; la gente de los cárteles que dispone a su antojo de la población, y por el otro, la presencia de los destacamentos de la Guardia Nacional y del Ejército mexicano que hacen nada por la población a la que ven sufrir día a día”, agregó.
En un mensaje “a la familia diocesana”, señaló que “al rezago y la pobreza ancestrales que han padecido, los habitantes de esas zonas tienen ahora que vivir secuestrados en sus comunidades, pagar el derecho de piso al cártel que les corresponda según dónde vivan, ser obligados por turnos para estar en los retenes que impiden el libre tránsito llamados filtros, so pena de ser multados y agredidos si no cumplen con este deber impuesto”.
Además, agregó, “pagar a precios muy altos la escasa mercancía que se vende en los negocios, que de sus ganancias deben sacar la cuota que les dé derecho a mantener su trabajo y, en últimas fechas -20 y 22 de julio del 2024-, ser amedrentados, amenazados y obligados a participar como escudos humanos en los enfrentamientos de los cárteles de la droga”.
En el documento firmado por el obispo emérito de Tapachula y arzobispo electo de León, Guanajuato, Jaime Calderón Calderón, entre otros clérigos, la diócesis manifestó que “no podemos negar también, que los cárteles controlan a las comunidades a través de hermanos de las mismas comunidades a los que, pagando un sueldo, han hecho olvidarse del sufrimiento y la muerte de sus propios hermanos”.
Sostuvo que “la pobreza y el abandono de décadas, unido a la ambición por el dinero fácil, ha sido el caldo de cultivo que está desembocando en esta situación de desesperación, sufrimiento y muerte lenta de nuestros hermanos de la frontera y la sierra”, cuyas parroquias pertenecen a la diócesis de Tapachula.
Aseguró que “los hermanos del crimen organizado nos amenazan y nos quieren someter al silencio para que, más allá de nuestro territorio diocesano, no se sepa ni se crea lo que estamos viviendo y sufriendo día a día”, por lo que pidió a los pobladores que “busquemos la forma de contar nuestra vida, de decir nuestra palabra, de dar a conocer lo que vivimos. Muchos tenemos familiares y conocidos más allá de nuestra comunidad y de nuestro estado de Chiapas, no nos quedemos callados, pidamos que nos ayuden a dar a conocer la historia triste y dolorosa de nuestra vida, de nuestra familia, de nuestras comunidades”.
A los “hermanos de la autoridad civil de los distintos niveles de gobierno, seguimos esperando que intervengan para hacer lo que les corresponde: restablecer el estado de derecho en nuestras comunidades. ¿Qué necesitan para salir de su indiferencia y defender al pueblo que les tuvo confianza con su voto para que ustedes cuidaran él? ¿Hasta cuándo van a vivir tratando de esconder una realidad triste y dolorosa que nosotros vamos cargando día a día?”
Les rogó y suplicó que “cumplan con su deber y protejan a nuestro pueblo. No los necesitamos teniendo destacamentos que vivan entre nuestra gente solo como espectadores; necesitamos que intervengan y defiendan a nuestras comunidades que están viviendo una situación de esclavitud y sometimiento en pleno siglo XXI. Necesitamos que, superando su indiferencia y temor, cumplan su deber y defiendan a este pueblo de sus agresores”.
Concluyó: “Por lo que se ve, por la indiferencia de las autoridades y por muchas otras razones, pareciera que esto se va a prolongar (…) quiera Dios que este tiempo de transición en el gobierno federal y estatal no vaya a ser argumento para dejarnos en el olvido de la próxima administración, sino que, antes bien, el gobierno entrante tenga buena memoria, nos tenga presente y no se olvide de nosotros que ya hemos sufrido demasiado”.