Por primera vez en la historia existe un consenso entre los países del G20 –que agrupa a las veinte economías más grandes del mundo– sobre la necesidad de gravar la riqueza de los mil millonarios, lo que resulta en “un paso importante en la dirección correcta”, celebró Gabriel Zucman, autor de la propuesta que Brasil presentó a sus pares para lograr un impuesto mínimo global a las grandes fortunas personales.
“Necesitamos abrazar una nueva era de multilateralismo, poniendo la lucha contra la desigualdad en su centro. El status quo, en el que los mayores ganadores de la globalización pueden disfrutar de las tasas impositivas más bajas, simplemente no es sostenible”, remarcó el economista, luego de que los Ministros de Finanzas del G20 firmaran la Declaración Ministerial del G20 sobre Cooperación Fiscal Internacional, Río de Janeiro
La importancia de esta declaración se centra en el compromiso que hicieron los países del G20 en colaborar “para garantizar que las personas con un patrimonio neto muy elevado paguen impuestos de manera efectiva”; al respecto, Zucman consideró que el solo hecho de que se haya firmado una declaración conjunta cinco meses después de que el tema se haya puesto a discusión, es un avance.
Sobre todo si se tiene en cuenta que el g20 se tardó al menos ocho años en reconocer que la “evasión fiscal desenfrenada” por parte de multinacionales es un problema; y fue sólo hasta 2021 que se acordó un impuesto mínimo global. Ahora, la declaración de Río de Janeiro, apunta que “la elusión o evasión fiscal agresiva de las personas con un patrimonio neto muy elevado puede socavar la equidad de los sistemas tributarios, lo que conlleva una menor eficacia de la tributación progresiva”.
La propuesta de Brasil, y respaldada por el G20, se basa en el trabajo de Zucman, quien reportó que lo milmillonarios sólo pagan una tasa efectiva de 0.3 por ciento de su riqueza, por lo que se propone que vía cooperación internacional se logre una tasa mínima de 2 por ciento. De acuerdo con lo proyectado por el economista, gravar a 3 mil personas con una riqueza superior a los mil millones de dólares dejaría entre 200 y 250 mil millones de dólares al año.
Zucman se dijo optimista de que el impuesto mínimo a los ultrarricos se vuelva realidad. “Es factible, porque podemos aprovechar los avances significativos en la cooperación fiscal internacional logrados en los últimos 10 años, y existe una demanda popular abrumadora en todas partes de un sistema fiscal más justo”, alentó.