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Narran investigadores de forma literaria sus vivencias en sitios arqueológicos

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Los arqueólogos Luis Alberto López Wario y Luis Alberto Martos López, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, fueron los compiladores del título publicado por Punto Rojo Ediciones. Foto cortesía del INAH
24 de julio de 2024 08:26

Ciudad de México. En tono estrictamente literario, relatos sobrenaturales, experiencias inexplicables y encuentros con lo desconocido son el eje del segundo volumen del libro Sombras y susurros: Vivencias extrañas en la arqueología (Punto Rojo Ediciones), en el cual estudiosos de esa ciencia y otros investigadores narran sus vivencias en sitios antiguos.

En entrevista con La Jornada, los arqueólogos y compiladores Luis Alberto López Wario y Luis Alberto Martos López, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), hablaron sobre las anécdotas de renombrados expertos en sus disciplinas.

La diferencia (en cuanto al primer volumen) es que reforzamos la confianza que teníamos para publicar nuestras experiencias. Logramos una unidad con nuestros colegas, no sólo con arqueólogos, sino con los de otras disciplinas que quisieron contarnos sus vivencias en sitios que investigamos, mencionó Luis Alberto López Wario.

Los relatos incluyen encuentros con seres mitológicos como duendes, chaneques y aluxes, visiones de espectros, fantasmas y dioses ancestrales, además de premoniciones, sueños o incluso agresiones contra los integrantes de las expediciones. Lo anterior, en el contexto de las investigaciones que realizan en sitios arqueológicos en medio de selvas, bosques y desiertos.

Por ejemplo, en la narración Un llanto en el viento, se cuenta la terroríficas vivencia de un investigador que se quedó varado en su camioneta a mitad de un camino rural mientras se dirigía a las ruinas en Monte Tláloc, en la Sierra de Río Frío, Puebla. Acosado por ruidos extraños durante la madrugada en medio de la neblina, entre éstos el llanto de una niña, el arqueólogo tuvo que esperar hasta el amanecer para poder retomar su camino.

Un investigador social que publique este tipo de experiencias se enfrenta al desprestigio, al exponerse él mismo y a sus compañeros de equipo, refirieron los entrevistados. Además, como científicos no se les permite contar situaciones que van más allá de su entendimiento y de las que difícilmente podrían encontrar explicaciones, por lo cual suelen ser muy reservados al respecto.

Nueva perspectiva

Nuestros compañeros no sabían si nos iban a tomar enserio. El primer volumen fue más de convencimiento, y a quienes les encantó fue a los antropólogos porque vieron ahí una parte de la vida cotidiana, una veta que no había sido considerada y que representa una nueva perspectiva para ellos, aseveró Martos López.

“Muchos colaboradores dijeron: ‘Veo este ejercicio del libro como si fuera una terapia colectiva’, y tienen mucha razón, a veces nos sucedían cosas fuertes que nos costaba superar porque no hablábamos de ello, pero aquí se abrió esa oportunidad, y además logramos que a los lectores les encantara”, comentó López Wario.

Además de la desconfianza, los arqueólogos aseguran que el proceso de este libro se convirtió en un reto editorial, ya que están acostumbrados a redactar sistemáticamente y de una manera muy científica, pero esta experiencia fue un espacio muy fructífero para desarrollar sus plumas.

Somos poco dados a escribir de forma literaria. Al principio fuimos como tanteando y pues en éste hay mejores narraciones, más depuradas y trabajadas; hay compañeros que son más parcos, pero poco a poco lo fuimos trabajando para plasmar nuestras historias de la mejor manera posible, aseguró López Wario.

Los arqueólogos coincidieron en la importancia de crear puentes con las nuevas generaciones con el fin de impulsarlas para encontrar su propia voz, sin dejar de lado la rigurosidad y veracidad. ¿Cómo le hacemos para enseñar a los jóvenes que nuestro trabajo no es recuperar piezas, huesos o vasijas, sino que estamos rescatando las historias de otros seres humanos que vivieron, sufrieron y sintieron cosas como nosotros en la actualidad? Ésa fue una de nuestras dudas más grandes, dijo López Wario.

Algo que quisimos resaltar en este nuevo libro es el valor humano de estos restos; no son sólo piezas o vestigios, te estás topando con vidas que antes estaban aquí, eran sus pertenencias, significaron algo para estas personas que pensaban, amaban, odiaban. Son una vida, en otros contextos y formas, pero estuvieron aquí, complementó Martos López.

Respetar las tradiciones antiguas

Los expertos consideraron que se trata de una falta de respeto el negar sistemáticamente el conocimiento ancestral de los pueblos originarios. Ellos tienen una sabiduría ancestral y nosotros usualmente llegamos a imponer nuestra visión citadina, y ahí estamos muy equivocados, aseveró Luis Alberto López Wario.

Tampoco tratamos de explicar lo que nos sucedió, simplemente es compartir las experiencias, pero no podemos descalificar lo que viven las comunidades, lo que cuentan en los pueblos, son versiones que se deben respetar, manifestó Martos López.

A los jóvenes arqueólogos les enseñamos a respetar las tradiciones de los lugareños de las zonas que visitamos. Les pedimos que se refieran a ellos con respeto porque nos adentramos en historias que no nos pertenecen, sino que son de los ancestros y de los que aquí siguen habitando, concluyó López Wario.

El libro Sombras y susurros: Vivencias extrañas en la arqueología volumen II se puede adquirir en la tienda ubicada en el Museo Nacional de las Culturas del Mundo (Moneda 13, Centro Histórico, alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México), así como en librerías comerciales.

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