La escalinata central, aunada a la espaciosidad de la Biblioteca Vasconcelos, resultaron los elementos exactos para la puesta en escena Significado de (reen) caminar una mirada, de la compañía Laboratorio de Creación Jalisco, participante en el contexto de Fulgor: Encuentros Escénicos con los Estados, organizado por la Dirección del Sistema de Teatros de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.

En el transcurso de una hora los actores de la agrupación, además de un trío de música norteña, se acercaron lentamente al otro extremo del espacio donde estaba sentado el público. A los espectadores les proporcionaron binoculares con la finalidad de retomar la idea de qué significa estar lejos, o estar cerca. Natasha Barhedia, asesora de la obra junto con Beto Ruiz, dijo en un conversatorio que siguió de un ensayo abierto de la pieza, que empezamos a jugar con la profundidad que es algo que en el teatro no siempre tienes.

Al encontrar el objeto, con la ayuda de los binoculares, genera “una sensación voyerista en el sentido de elegir tu propia aventura o crear tu película de dónde quieres hacer zoom out, que pone al espectador en un lugar de diálogo con la pieza”, agregó Barhedia.

Significado de (reen) caminar una mirada surgió a partir de la colaboración de la Coordinación Nacional de Teatro y la Secretaría de Cultura Jalisco en la 43 Muestra Nacional de Teatro que se llevó a cabo en la entidad en 2023. Se estrenó en el Centro de Transferencia Multimodal (Cetram) de Guadalajara, un lugar construido para concentrar diversas rutas de transporte público, a pesar de que sea poco utilizado. Ésta fue la primera vez que se presentó fuera de Jalisco.

Esta pieza para sitio específico también es una creación colectiva ya que parte de los intereses de cada uno de los integrantes de la compañía. El proyecto comenzó con dos premisas básicas: primero, invitar a personas que no eran de Guadalajara sino de los municipios, señaló Ruiz. De allí que participan actores profesionales de Puerto Vallarta, Etzatlán, Colotlán y Unión de San Antonio, por ejemplo.

Una segunda premisa consistió en trasladar los actores a Guadalajara en cuatro ocasiones para realizar sesiones intensas de trabajo a la manera de un laboratorio. Es decir, para abordar otras posibilidades que no tuvieron que ver con la entrada y salida de un texto, un director y personajes. La aventura consistió en respetar lo más posible las inquietudes y preguntas de los participantes, apuntó Ruiz.

En primera instancia hubo que identificar temas y cuestionamientos de actualidad para llevarlos al escenario. Luego, decidir en qué lenguaje o estilo hacerlo, sin hablar de formas buenas o malas. Según Ruiz el ejercicio se aterrizó en tres grandes temas: primero, la procesión porque en todos nosotros había alguna huella de estas manifestaciones, ya que nuestra raíz está alimentada por la vida católica.

Un segundo tema giró en torno a las inquietudes políticas que mucho tienen que ver con las desapariciones. Incluso, en una de las escenas el elenco sostiene carteles con imágenes de diferentes personas. Un tercer asunto es la fiesta, la celebración y el carnaval.

La obra está cargada de simbolismos y metáforas que captaron la atención del público como, por ejemplo, el intercambio de calzado, en este caso, tenis, que despertó diferentes lecturas referentes a la empatía como ponerse en los zapatos del otro. Aunque en la puesta en escena el empleo del calzado más bien se refirió al caminar, migrar y atravesar fronteras.

De acuerdo con el elenco la actividad de caminar es bastante significativa, en especial cuando uno lo hace acompañado. Eso siempre me ha dado sentido. Nos miramos y caminamos juntos”.

Fue un reto realizar la función en el horario normal de la biblioteca, y en un espacio de uso común. No faltó el despistado que atravesó el patio interior en medio de la obra, no obstante que había el camino de maíz trazado por uno de los actores.