Con el Parque Ecológico Lago de Texcoco, que tiene una extensión de 14 mil 30 hectáreas, el sitio de terregales y olores pestilentes debido al agua sucia estancada, en cinco años se transformó en un área donde han reaparecido los humedales, hábitat de aves residentes y migratorias, mientras los árboles y magueyes reverdecen el paisaje. A mediados de agosto el presidente Andrés Manuel López Obrador lo inaugurará.
Durante un recorrido por el parque, decretado área natural protegida hace dos años, Iñaki Echeverría, director del proyecto, mencionó que del total de su superficie, 300 hectáreas corresponden a infraestructura de equipamiento público, de las que 270 son un centro deportivo, en el que los habitantes de los municipios aledaños –Nezahualcóyotl, Texcoco, Ecatepec y Chimalhuacán– y de la Ciudad de México dispondrán de canchas de beisbol y de futbol rápido, circuito para bicicletas y áreas para caminar.
Desde los municipios aledaños y el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México habrá rutas de transporte hacia el parque. Dentro del área protegida habrá unidades que llevarán a los visitantes de los estacionamientos o los accesos principales, al mirador del lago Nabor Carrillo –de 900 hectáreas–, al deportivo o a visitar otros humedales que con las lluvias se irán formando, explicó Echeverría.
El parque tiene otros tres cuerpos de agua permanentes que se recuperan, sobre todo ahora con las lluvias, que son Texcoco norte, Xalalpango y Ciénega de San Juan, y para apoyar este proceso se construyeron bordos. Es de recordar que con las obras del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, cancelado al comenzar la actual administración, se dio un proceso de desecación de la zona, y ahora los humedales se están recuperando.
Aún hay rastros de lo que fue el fallido proyecto aeroportuario. La barda que delimitaba el predio de la carretera no se quitó porque protege al parque de la fauna feral, explicó Echeverría. También están las vías de acceso pavimentadas y la infraestructura metálica para el transporte de materiales de construcción.
Mencionó que toda la extensión del parque es inundable y para apoyar los cuerpos de agua se aprovecha la temporada de lluvias. Todo el parque tiene una superficie equivalente a 17 veces el bosque de Chapultepec y en los trabajos desarrollados participaron alrededor de 11 mil personas.
Se buscó evitar las tolvaneras en la zona porque los suelos estaban expuestos, no había vegetación y ahora con lo que se ha hecho mejoran las condiciones de vida de la gente, ya no respiran partículas PM10, dañinas para la salud. Además de los beneficios de salud ambiental, se provee de infraestructura cultural y deportiva a las poblaciones cercanas que han carecido de ella, destacó.
Aquí se forma la isla de calor más grande del valle de México y con las áreas verdes del parque crecieron hasta cinco veces per cápita las áreas verdes para los municipios aledaños. En el proyecto se invirtieron 5 mil 500 millones de pesos, y se intervinieron, con reforestación, construcción de bordos y otras medidas, unas 2 mil 500 hectáreas, de las 14 mil del área protegida.
A los costados de los caminos de terracería se ven los árboles, que son de 21 especies diferentes nativas de la zona que se producen en el vivero, del cual han salido unos 7 millones de plantas. Las lluvias del último mes han resaltado el verdor, lo cual cambiará cuando cesen, por características del hábitat.