Madrid. El lunes pasado, alrededor de las ocho de la mañana se avistó una pequeña embarcación de madera a pocos kilómetros del puerto canario de La Restinga, en la que viajaban 56 personas procedentes del África subsahariana, deshidratados, ateridos de frío y con terror después de pasar más de ocho días a la deriva en alta mar.

Entre ellos estaba una pequeña de dos años y un joven de 20 que llegaron en estado crítico a tierra firme y murieron horas después en el hospital público de la Isla del Hierro.

En el último año y medio se calcula que alrededor de 60 mil migrantes llegaron a suelo europeo por la ruta de las Islas Canarias, de los cuales más de siete mil son menores de edad que, en su mayoría, viajaban solos.

En la crisis migratoria que se registra en Europa, las islas Canarias, en España, o Lampedusa, en Italia, son algunas de las zonas especialmente peligrosas por su alta mortalidad, por la falta de medios, el hacinamiento en el que subsisten los migrantes que llegan con vida a tierra y por la falta de medios públicos para atenderlos.

Los dramas son diarios y sin tregua. Por ejemplo, el pasado 7 llegó a Isla del Hierro una embarcación con 147 migrantes que estuvieron 12 días a la deriva, varios de ellos sin agua ni combustible. Viajaban una niña de nueve años y un pequeño de seis, la primera con su madre, una guineana de 24 años que aspiraba a reunirse con su esposo en Europa, mientras que el segundo lo hacía con su padre. Pero la falta de agua y de alimentos provocaron la muerte de sus respectivos progenitores y los pequeños fueron testigos de cómo otros pasajeros arrojaron sus cadáveres al mar para evitar infecciones y quitar peso. Ambos están desde entonces internados en un hospital de la isla, todavía en shock y con la salud muy precaria.

También está el caso de Makam, de 19 años que llegó a Canarias desde Mali, huyendo de la guerra. En España vive en un centro de acogida de migrantes: “Tengo todavía miedo a morir, al mar, porque el viaje fue muy difícil”. No tiene padres y está solo en Europa, además ni siquiera sabe de la situación de su familia en Mali debido al conflicto bélico.

El presidente autonómico, Fernando Clavijo, del partido regionalista Coalición Canaria, explicó su desesperación ante la situación precaria, en la que reconoce que “actualmente España está vulnerando todos los tratados internacionales de respeto a la infancia”.

Vaticinó: “si ocurre la mitad de lo que previsiblemente va a suceder en llegadas de aquí a final de año no vamos a tener ni capacidad ni espacio físico para atenderles”.

“Me niego a creer que vivimos en un país donde no se quiere garantizar los derechos de niños y niñas que pueden ser nuestros hijos, hermanos, sobrinos o nietos. Esos dos niños todavía están sobrecogidos, encerrados en sí mismos. Puede que vieran hundirse a sus padres para siempre en el mar o puede que quienes les rodeaban hicieran lo posible para que no lo presenciaran. Pero los niños saben que sus padres murieron”.

Desde su llegada, ambos están en la lista de menores tutelados por el gobierno de Canarias y, en cuanto reciban el alta en el hospital, pasarán a un centro adecuado a su edad y recibirán atención sicológica. Pero Clavijo reconoce que los medios son escasos para la altísima concentración de menores migrantes en orfandad que están en su territorio; se calcula que en España hay alrededor de 13 mil 200 menores en esta situación, de los cuales cinco mil 700 están en el pequeño archipiélago canario.

De ahí la urgencia de que el resto de comunidades autónomas les abran sus puertas y de que se agilicen los trámites para hacerlo, puesto que al tratarse de menores el proceso burocrático es más laborioso, complejo y tardado.

En una reunión presidida por el gobierno central se acordó con la mayoría de las comunidades autónomas el traslado de 370 menores. La única región que se negó a sumarse al plan fue Cataluña, cuyo gobierno nacionalista presidido por Esquerra Republicana de Catalunya alegó que sus centros de acogida están saturados y reclamó autonomía para su política migratoria.

El plan de choque depende de la aprobación de una reforma de la ley de extranjería en la que se prevé que sea obligatoria la acogida de estos menores.

Hasta junio, llegaron a Canarias de manera irregular más de 19 mil personas, el triple que en 2023 en el mismo periodo, y el gobierno canario teme que 2024 termine ampliamente por encima del récord de 40 mil del año pasado.

Ayer fue rescatada otra embarcación en la que viajaban 66 personas, informó la Delegación del gobierno. Se estima que hay cerca de 300 mil migrantes esperando en Mauritania poder subir a un cayuco de madera e iniciar la mortífera travesía.