Ciudad de México. La luz es todo. Te despiertas y hay luz, te duermes y hay luz; es omnipotente, omnipresente
, dice el epígrafe del libro Toni Kuhn: poeta de la luz, de Elisa Lozano, publicado hace un tiempo por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, con la intención de contar la historia del cine nacional y sus realizadores.
Valga rescatar las palabras anteriores para recordar a una figura en el quehacer fílmico de México que en 1964 llegó desde Biel-Bienne, Suiza, a hacer un viaje de meses que se convirtieron en la decisión de ser parte de la parcela local, en la que el europeo –naturalizado mexicano en 1991– ha dejado su esencia, ideología y sentir a través de la fotografía cinematográfica y la influencia de ésta en la luminiscencia.
En el país se inició como proyeccionista, electricista y después asistente de cámara, hasta llegar a ser operador y finalmente cinefotógrafo, pero más que eso, es un creativo del fulgor.
El libro de Lozano señala que cuando Kuhn era niño antes de dormir miraba el techo de su cuarto y veía moverse las sombras de los marcos de las ventanas, producto de las luces de los coches en la calle. “Suponía que algo muy misterioso sucedía allá afuera. El movimiento de la luz y de las sombras me comunicaba algo especial. Era un secreto, un lenguaje propio (…). En el desván familiar, mi hermano Marc y yo encontramos una linterna mágica, que fue nuestro juguete principal durante algún tiempo. Para la proyección de los vidrios pintados se usaba una vela y con el centelleo de la llama las imágenes parecían tener vida. En nuestra sala había una cortina blanca con la que se podía dividir el espacio: sobre ella proyectábamos las sombras de nuestros cuerpos producidas por una lámpara colocada en una silla detrás de nosotros. Era un juego divertido”.
Sombras infantiles
Con apenas 15 años de edad, Kuhn ya utilizaba cámaras de cine, como la Bauer de 8 milímetros. Comenzaba a explorar el lenguaje de las imágenes. Siete décadas después, sigue jugando. Lo ha hecho en más de 200 películas y miles de fotografías. Su trabajo está en la ficción, los documentales y los cortometrajes. Entre sus colaboraciones más destacadas se encuentran Crates, Apuntes, Meridiano 100, Idilio, Ora sí ¡tenemos que ganar!, Constelaciones, Anacrusa, Uno entre muchos, El diablo y la dama, Bastille, Spoorloos (The Vanishing), Retorno a Aztlán, Ángel de fuego, La tarea, Mujeres insumisas, Eréndira Ikikunari y Novia que te vea.
Kuhn, distinguido con el Ariel de Oro por su trayectoria, recibe ahora otro reconocimiento: la Cineteca Nacional inaugura mañana en sus instalaciones la exposición Luc-Toni Kuhn Cine-Fotógrafo. Entre dos mundos… siempre pensar en el cine.
Alejandro Pelayo, titular del recinto y su equipo reunieron una documentación inédita organizada en dos espacios: Retratos y rodajes y El cine independiente.
La primera, que se exhibirá en la explanada de la Cineteca Nacional, abarca de 1960 a 1995. Incluye retratos en color y blanco y negro, instantes posados o espontáneos en los cuales el fotógrafo observa y captura a la persona en su contexto o aislándola en el estudio. Los rodajes permiten apreciar los momentos de preparación de una película desde los orígenes de un proyecto, las pláticas en la cafetería de la escuela de cine, fotogramas de primeros ejercicios o iluminando.
En tanto, El cine independiente muestra una parte biográfica enfocada en los directores con quienes colaboró. Otra fuente de trabajo importante desde 1971 hasta 1988 fue el Centro de Producción de Cortometraje. Entre la filmación de un largo o un cortometraje, los comerciales también fueron parte de su experiencia profesional. Asimismo, audios con la voz de Kuhn, accesibles a través de códigos QR, contextualizan y dan vida a los materiales con diversas anécdotas sobre lo exhibido.
Al experimentar con la luz, Kuhn se involucra en el proceso creativo
. Su valiosa herencia es despertar la curiosidad visual
, aseguran los organizadores de la exposición, que estará acompañada de un ciclo de películas representativas en las que participó.
Toni Kuhn es un registrador sensible del tiempo, una guía que ha iluminado el paso de nuevas generaciones de cineastas del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (hoy Escuela Nacional de Artes Cinematográficas, de la Universidad Nacional Autónoma de México), del Centro de Capacitación Cinematográfica, y de la Escuela Internacional de Cine de La Habana, Cuba.
La inauguración será hoy en el lobby de la Galería de la Cineteca Nacional a las 19 horas.