Ciudad de México. El cambio climático, así como las crisis socioambientales asociadas a ese fenómeno, son consecuencia de un modelo energético que aún domina a nivel global y debe cambiarse, señaló María Elena Álvarez-Buylla, directora general del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt).
Al presentar el libro “Transición energética justa y sustentable”, la funcionaria expresó que hasta el momento se han autorizado para energía y cambio climático un total de 213 millones de pesos, monto menor a los 45 mil millones de pesos que el organismo que encabeza, en su “periodo neoliberal” de los tres gobiernos anteriores “transfirió a fondo perdido para hundir al país 16 escalones abajo de los periodos previos en términos de resultados de innovación”.
Resaltó que estos 213 millones de pesos son una inversión real con resultados modestos, pero son también “el signo de un gobierno de austeridad, de honestidad, en donde con menos se ha hecho muchísimo más y no como en los tres sexenios pasados, que con mucho más gasto se hizo muchísimo menos.
Apuntó que el panorama energético a nivel mundial está cambiando y los conflictos socioambientales también han surgido como una expresión impostergable de atender, por lo que consideró que esta problemática será atendida en el gobierno de la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo.
“Se ha demostrado que el cambio climático así como las crisis socioambientales, múltiples crisis ambientales concatenadas, unas a otras asociadas a este cambio climático, son consecuencia de un modelo energético que impera aún en el mundo entero, reflejo de un enfoque civilizatorio que debe desde mi punto de vista muy particular reconfigurarse atendiendo las nuevas realidades”, dijo.
Resaltó que es necesario transitar a transitar a otras formas, patrones y uso de energías menos contaminantes y más justas, así como sostenible.
Por su parte, el ensayista Pedro Miguel comentó que el modelo de transición energética del país debe ser mexicano, porque debe respetar la soberanía del sector, por lo que no se puede “comprar” una receta en Estados Unidos o Canadá para aplicarla al territorio mexicano.
Comentó que se trata de un tema de seguridad nacional, pues en algún momento Texas puede dejar de suministrar gas natural a México por alguna cuestión, lo cual afectaría al país para generar energía. Acotó que Estados Unidos tampoco ha renunciado a que México sea su reservorio energético.
“Tenemos entonces que garantizar que esta transición sea soberana es decir que el país está en control de sus decisiones, destacó.
Señaló que la transición energética también debe ser social, pues debe enfrentar, combatir y erradicar la pobreza energética.
Apuntó que la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica que fue desechada no preveía al sector social. “Esto es un error”, dijo al comentar que es necesario que se ponga en práctica una economía mixta con rectoría del Estado.
Resaltó que también debe ser un cambio educativo, pues implica tener conciencia energética.
“Tiene que ser una transición energética promotora de la industrialización porque nos va a requerir cientos de millones de paneles y de generadores eólicos, no se los vamos a ir a comprar todos a China”, señaló.
“Tenemos que inducir una industrialización, pues es la ventana de oportunidad, no para una industrialización acorde a las necesidades del país y esto implica que tiene que ser una transición generadora de conocimiento y de innovación y de tecnología”, agregó.
“La transición energética no solo es un proceso tecnológico, no solo es un proceso científico, no solo es un proceso energético, si no es antes que nada y por sobre todo un proceso político y si lo disociamos, no vamos a ningún lado”, indicó el también columnista de La Jornada.