Ciudad de México. Entre lágrimas, Jessica Salazar decía en julio de 2021: Mi alma está destrozada, pero primero Dios nos veremos en París 2024.

Un error garrafal de la Federación Mexicana de Ciclismo (FMC) la excluyó de participar en los 500 metros contrarreloj en los Juegos Olímpicos de Tokio, prueba en la que ostentaba el récord del orbe y un subcampeonato mundial.

Después de todas las trabas que viví en el ciclo pasado, las equivocaciones administrativas y la falta de comunicación, finalmente lle-ga mi revancha en París. Estoy lista para ganar una medalla desde hace años y finalmente voy a tener la oportunidad para pelear por esa meta, comentó la seleccionada, quien competirá en la prueba de velocidad junto con Yuli Verdugo y Daniela Gaxiola.

La FMC inscribió a Salazar en la prueba de Omnium para los Juegos de 2020 y no en su especialidad, por lo que la pedalista decidió no competir y así evitar quitarle el lugar a una de las expertas en la modalidad. Días después y tras una demanda de la seleccionada ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo, el organismo, encabezado en ese entonces por Edgardo Hernández, anunció que siempre sí se le otorgaría un lugar en su prueba fuerte.

Fue demasiado tarde, pues la estudiante de innovación y gestión empresarial declinó el repentino ofrecimiento.

Me destrozaron física y mentalmente; daría lo que sea porque las circunstancias fueran diferentes y poder estar ahí viviendo mi sueño. Hoy mi mente deberá primero encontrarse, enfocarse en mi salud mental muy por encima de lo deportivo, dijo en ese entonces.

El de Salazar no fue el único escándalo para la disciplina en Tokio 2020. Victoria Velasco y Yareli Acevedo causaron baja de la delega-ción debido a una mala interpre-tación en el proceso de clasificación por parte de la FMC. El desorden en el organismo rector del ciclismo nacional derivó en una pésima participación de la disciplina en la justa veraniega, donde la mayoría de los pedalistas fueron eliminados en las primeras fases

Tres años después de la pesadilla burocrática que ocasionó la destitución de Hernández por parte de la Unión Ciclista Internacional (UCI), la tapatía sonríe de nuevo.

He crecido como deportista y persona, los problemas por los que pasé me fortalecieron tanto en lo personal como en lo deportivo. Con el equipo nos ha ido muy bien a escala internacional y los tiem-pos están dentro de los cinco mejores del mundo. La esperanza de medalla es real, compartió.

A pesar de que su experiencia internacional es amplia, Salazar se siente como primeriza al imaginar el disparo de salida el 5 de agosto.

Son mis primeros Juegos. Mi sueño comenzó en 2015, pero ya no hubo tiempo para pensar en clasificar a Río 2016. Después sucedió lo que todos saben en Tokio y aquí estoy, finalmente llamándome olímpica.

China, Alemania, Colombia y Rusia serán algunos de los rivales a vencer para las mexicanas.

Tenemos tiempos muy similares a los de las campeonas del mundo. Sabemos que hay margen de mejoría y que podemos estar dentro de los 46.500 segundos, marca que te daría una medalla. Mi objetivo personal es una primera vuelta de 18 segundos, bajar de los 19, lo cual me ha costado esta temporada, pero sé que puedo mejorar, detalló Salazar.