Bogotá. El gobierno del presidente Gustavo Petro puso hoy en marcha un plan de “garrote y zanahoria” para buscar avances en su estrategia de paz, al anunciar, al mismo tiempo, una ofensiva total a las guerrillas del suroccidente del país, así como la prórroga del alto al fuego con las fuerzas rebeldes que operan en el oriente y nororiente colombianos.
Mientras el jefe de Estado firmaba en la Casa de Nariño el decreto de alto al fuego bilateral hasta el 15 de octubre con una de las disidencias de las FARC, el ministro de defensa, Iván Velázquez, ordenaba en rueda de prensa la ejecución de una nueva “ofensiva total” contra el llamado Estado Mayor Central (EMC) comandado por “Iván Mordisco”, un curtido jefe guerrillero que nunca se acogió a los acuerdos de paz firmados en 2016.
Analistas del conflicto armado interno y expertos en temas militares fueron escépticos sobre el éxito de la “arremetida” que anunció Velázquez y recordaron que a lo largo de los dos años del actual gobierno se han escuchado frases casi idénticas, sin ningún resultado notable. El 6 de mayo pasado, ante la muerte de cuatro soldados a manos de guerrilleros, Petro escribió en X: “La ofensiva contra el EMC en Cauca debe ser total. Y si el presidente tiene que ir, el presidente irá”.
Intrincada región de montañas andinas y costas sobre el océano Pacífico, el departamento del Cauca y sus vecinos, Nariño y Valle, son el epicentro nacional de cultivo de coca, producción de cocaína y exportación de esta a los mercados internacionales.
conocedor como pocos de la guerra y sus caminos desde hace años, y analista en medios alternativos, el historiador Carlos Leyva comentó a La Jornada que, “tras un par de años de receso, los recursos derivados de las drogas ilícitas han vuelto a ser el gran combustible de los grupos al margen de la ley, cuyo armamento se ha modernizado provocando un recrudecimiento sin precedentes de la guerra”
Según Leyva, la guerrilla dejó entrar al ejército a los laberintos montañosos de Cauca, Nariño y Valle y ahora, así lo quisiera, la fuerza pública no se puede salir, atrapada en una red de adversidades que incluye una alta tecnología bélica (uso de drones artillados), una topografía ideal para la guerra de guerrillas y una población altamente contaminada con la cultura de las economías ilícitas.
La guerrilla buena y la guerrilla mala
En otra gran porción la geografía colombiana, entre tanto, sólo se escuchará en los próximos meses el silencio de los fusiles en virtud del decreto de alto al fuego expedido por el gobierno. Se trata de los departamentos del Meta, Caquetá y Guaviare, pertenecientes a los llamados llanos orientales, así como las regiones del Magdalena Medio y el Catatumbo, montañosas, fronterizas con Venezuela y también escenario de numerosos tipos de economías ilícitas.
Allí, el gobierno y las disidencias al mando de Calarcá Córdoba, con 16 frentes y unos 2.800 hombres en armas, intentarán aclimatar la paz a través de planes de desarrollo territorial que incluyen vías, reforma agraria, bienestar social y sustitución de cultivos de uso ilícito.
Fuentes cercanas a esta negociación de paz que pidieron el anonimato opinaron que hasta ahora sólo se han oído promesas oficiales y vaticinaron pobres avances en el corto y mediano plazo. Los más escépticos opinan que el comisionado de paz, Otty Patiño, está apostando a la disgregación de las fuerzas insurgentes, haciendo creer que hay “unas guerrillas buenas y unas guerrillas malas”.
En su ánimo de entregar en 2026 un país pacificado, el gobierno sostiene también diálogos de paz con el ELN, en este momento congelados, y acaba de abrir una nueva mesa de pláticas con la Segunda Marquetalia, otra fracción surgida de las extintas FARC, dirigida por Iván Márquez, jefe las negociaciones que llevaron a los pactos de paz de La Habana en 2016.
Reforma pensional es un hecho, Petro firmó la ley ante miles de personas
Tras un accidentado trámite legislativo, alrededor del cual se movieron los intereses de poderosos conglomerados privados y el ánimo saboteador de las fuerzas políticas tradicionales, el presidente Petro por fin pudo sancionar esta tarde la reforma pensional, una de las banderas de su gobierno.
Ante miles de personas que se congregaron en la Plaza de Bolívar de esta capital, el jefe de Estado llamó a los adultos mayores y a los ciudadanos en general a estar alertas frente al trámite de estudio constitucional que tendrá lugar en las altas cortes, donde todavía se mueven sectores decididos a impedir el éxito de cualquiera de las reformas sociales impulsadas por el ejecutivo.