No hubo sorpresas en el arranque de la Convención Nacional Republicana que se lleva a cabo en calidad de evento de seguridad especial
en Milwaukee, Wisconsin: Donald Trump fue ungido por unanimidad y con aclamación como candidato presidencial para los comicios de noviembre próximo. La amplia ventaja que había logrado sobre sus rivales republicanos se convirtió en un total aniquilamiento tras el atentado que sufrió el domingo en Butler, Pensilvania, y el magnate llegó al encuentro con una oreja vendada y un halo de héroe indisputable. Previsiblemente, lo que ocurra en la convención en los próximos tres días será un mero trámite para certificar el completo sometimiento del partido al discurso, la ideología y el programa de Trump.
La reunión de Milwaukee no permite formular buenos augurios para los demócratas ni para el actual presidente, Joe Biden, en caso de que éste siga decidido a presentarse a la relección. Mientras el bando republicano inicia la campaña rendido a los pies de Trump, en las filas del partido aún gobernante se multiplican los disensos en torno a la capacidad del mandatario para detener a su rival –súbitamente fortalecido por el intento de homicidio del que fue objeto– e incluso para seguir al frente del Ejecutivo, dados sus fallos persistentes de percepción y de lenguaje.
Para colmo, la opinión pública del país vecino analiza con lupa y con un sentido muy crítico el fallo de seguridad que se produjo el domingo pasado en Pensilvania, atribuible al gobierno federal, y proliferan las acusaciones abiertas y las teorías conspirativas sobre una supuesta conjura desde el poder –o desde lo que el bando trumpista llama el Estado profundo
para eliminar al ya candidato presidencial republicano.
En todo caso, el hecho novedoso de ayer fue la decisión de éste de postular como su compañero de fórmula al ex marine, escritor y senador por Ohio, James David Vance, un ultraderechista de 39 años que se opone al aborto y a los derechos de la diversidad sexual y que ha expresado en repetidas ocasiones su hostilidad a las medidas de protección del medio ambiente, a las parejas que no procrean, a los migrantes y a los palestinos, y es en lo económico un fanático del libre mercado. Aunque tiene casi 40 años menos que Trump, el virtual candidato a vicepresidente es mucho más conservador en términos ideológicos, hasta el punto de que ha sido calificado de extremista
.
Con este factor en mente, hay elementos para pensar que, de concretarse una segunda presidencia del millonario republicano, Estados Unidos podría experimentar un temible viraje al oscurantismo conservador, un nuevo ciclo de destrucción de libertades y derechos y un abandono aun mayor de los sectores más desprotegidos de la sociedad.