Enzo Traverso, quien hoy ocupa el lugar de preminencia intelectual que en su día tuvieron EP Thompson o Eric Hobsbawm como uno de los historiadores de las ideas más importantes del siglo XX, conversó vía telefónica con La Jornada, desde su casa en París, sobre su libro más reciente, Gaza ante la historia, editado por el sello Akal y traducido al español por Valentina Olalla Salvador.
La charla se dio un día después del retroceso de la extrema derecha francesa, representada por la Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés), tras las elecciones legislativas en las que la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) se convirtió en la primera fuerza parlamentaria.
Dicho frente está integrado, entre otros, por el partido La Francia Insumisa, liderado por Jean-Luc Mélenchon. Al respecto, el historiador italiano señaló que es la única fuerza política que ha mantenido una posición clara en contra del genocidio en Gaza y de apoyo a la causa palestina, a diferencia de lo que ha ocurrido en gran parte de Occidente.
“La mayoría de los países de la Unión Europea respaldan al gobierno israelí, con excepciones notables, como España e Irlanda. Sus jefes de Estado y embajadores viajaron a Tel Aviv para reunirse con el primer ministro, Benjamin Netanyahu, y darle apoyo militar y político, en una discrepancia muy marcada con la opinión pública, particularmente, con los jóvenes que están en contra del genocidio”.
Usar esta palabra ha sido controversial en la opinión pública y en los medios de comunicación, pero Traverso, quien también es profesor en la Universidad Cornell, en Estados Unidos, señaló que el uso de dicho término es correcto, pues fue adoptado por la Corte Internacional de Justicia de Naciones Unidas.
“Existe una retórica dominante con un objetivo muy claro: legitimar al gobierno israelí e ignorar toda la historia de la opresión palestina y las masacres que han sido perpetradas”, señaló.
En el libro ofrece datos que ayudan a observar en perspectiva los hechos; desde la retirada de Israel en 2005, la franja de Gaza ha sufrido constantes ataques del Tzahal (Fuerzas de Defensa de Israel) que se han saldado con miles de muertos. Entre 2008 y el 6 de octubre de 2023, asesinaron a más de 6 mil 400 palestinos, más de 5 mil de ellos en Gaza, e hirieron a 158 mil 440. La tasa de desempleo en la franja es de 50 por ciento, y 80 por ciento de la población vive en condiciones de pobreza.
“Mencionan que lo ocurrido el 7 de octubre de 2023 fue una acción inspirada por el ‘antisemitismo’, pero es una deformación total de la narrativa. Para Israel, la situación actual es contraria a la que sufrieron en el Holocausto: ellos ahora son el Estado y los palestinos son la minoría oprimida, en una inversión del relato que han realizado los grandes medios de comunicación, que mencionan a Tel Aviv como la víctima, cuando en realidad es el opresor.”
El origen de estas interpretaciones radica en la noción de “orientalismo” descrita por el crítico y teórico literario Edward Said. Al respecto, el académico precisó que es una noción conformada por estereotipos que reproducen una visión dicotómica del mundo, “como si Israel fuera una isla democrática en medio del océano oscurantista del mundo árabe y Hamas una horda de bestias sedientas de sangre. La racionalidad y el progreso de un lado, el fanatismo y el retraso del otro”.
“Resistencia legítima, medios ilegítimos”
Entender el contexto del ataque del 7 de octubre es de suma importancia, mencionó Traverso, porque la condena del acto cometido por Hamas se ha convertido en el pretexto para deslegitimar la causa palestina en su conjunto.
“No soy admirador de dicho movimiento fundamentalista. Pienso que tiene rasgos muy autoritarios, que no practica la democracia en el interior y que tiene rasgos homófobos y misóginos. En una sociedad libre y democrática serían adversarios de la izquierda, pero en el contexto actual, están luchando contra la ocupación.
“No podemos decidir desde el exterior quién debería pertenecer a la resistencia palestina según nuestros criterios, simpatías o ideologías. Es cierto que Hamas puede utilizar métodos muy discutibles, pero hay que reconocer el contexto general de la ocupación, donde el propio acto de resistencia legítima valida el uso de medios ilegítimos”, precisó.
Sobre una posible solución al conflicto que implique el reconocimiento de dos estados, uno israelí y otro palestino, el historiador precisó que si bien es algo que atañe a quienes habitan en la franja, desde una perspectiva histórica no cree que esa alternativa sea la mejor.
“La única solución en la que podemos pensar de manera fructífera es la de un Estado binacional que pueda otorgar derechos a todos los ciudadanos que habiten dicha tierra, ya sean judíos o palestinos, con completa igualdad en el campo de los derechos culturales y religiosos, y con el reconocimiento de dos idiomas y culturas.
“Los estados-nación son un herencia del siglo XIX que tiene que reformularse. No es casualidad que los aliados de Israel como Estado judío etnorreligioso son las extremas derechas europeas, que son xenófobas, nacionalistas y que no quieren pensar en los estados europeos como en comunidades multiculturales, multirraciales y multiétnicas”, añadió.
En el contexto del riesgo cada vez mayor que implica el crecimiento de las ultraderechas, como ocurre en Italia, Alemania y Francia, incluida la posibilidad de que Donald Trump pueda ser elegido presidente de Estados Unidos en los próximos comicios, el historiador concluyó: “los resultados de las recientes elecciones aparecieron como una contratendencia saludable desde un punto de vista global; actualmente, México es una voz autorizada del Sur global, en el sentido geopolítico del término, que no se alinea a las narrativas universales”.