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Apuntes postsoviéticos

13 de julio de 2024 08:34

Entre el Consejo Rusia-OTAN, creado en Roma en mayo de 2002, y la Declaración de Washington de la cumbre de la alianza noratlántica que acaba de celebrarse, hay todo un abismo. En tan sólo 22 años, un lustro después de la firma del Acta Fundacional entre Rusia y la OTAN, que se presentó como el fin de la guerra fría, se pasó de establecer un mecanismo para impulsar la más amplia cooperación entre ambos a una ruptura que tiene a Moscú y Bruselas, en medio de creciente tensión, recelos, reproches y amenazas recíprocos, al borde de un conflicto armado, el cual podría derivar en una guerra nuclear en la que, por definición, no puede haber vencedor.

En Roma, los presidentes ruso, Vladimir Putin, y estadunidense, George W. Bush, acordaron –cuando tres años antes ya habían ingresado a la OTAN Hungría, República Checa y Polonia– imprimir una nueva calidad a su relación de aliados para luchar juntos contra amenazas y riesgos, así como construir una paz durable y abierta a todos en la región euroatlántica sobre los principios de la democracia, la seguridad y la indivisibilidad de todos los estados de esa comunidad.

Apenas dos años más tarde, en 2004, entraron a la alianza noratlántica, dos semanas después de la primera relección de Putin, otros seis países, entre ellos las tres repúblicas bálticas que formaron parte de la Unión Soviética. Era la quinta ampliación de la OTAN desde su fundación en 1949 y la más reciente, la décima, ocurrió el pasado mes de marzo con la incorporación de Suecia.

El Archivo de Seguridad Nacional de Estados Unidos desclasificó esta semana 18 documentos secretos que aportan información inédita sobre cómo se gestó la ampliación de la OTAN en los años 90 del siglo XX y la reacción de Rusia. Por razones de espacio, imposible resumir todos, pero conviene destacar parte de la conversación, el 21 de marzo de 1997, de los presidentes de Rusia y Estados Unidos.

Dos meses antes de enterrar la guerra fría, Boris Yeltsin le dijo a Bill Clinton: Nuestra posición no ha cambiado. Es un error la ampliación de la OTAN hacia el este. Firmaré (el 27 de mayo) el Acta Fundacional con la OTAN no porque quiera, sino porque es un paso obligado. Al día de hoy no hay otra solución.

Clinton rechazó la petición de Yeltsin de no ampliar hacia el este la OTAN y en 1999 comenzó la expansión.

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