Celebraron sus 25 años de actividad dando voz a las comunidades indígenas, sin aspavientos ni solemnidades. Así trabaja la organización Asesoría Técnica Comunitaria (Contec) en la Sierra Tarahumara.
Se formaron en las luchas de la Comisión de Solidaridad y Defensa de los Derechos Humanos AC, fundada en los 80 por el jesuita obispo de la Tarahumara, Pepe Llaguno. Ahí se contagiaron del amor por la sierra, por sus pueblos originarios, por la majestuosa y vulnerada madre naturaleza. Fundaron Contec en 1999. Ahora son un equipo muy entregado, en el que la mayoría son mujeres, profesionistas, mestizas y rarámuris, que lo mismo conducen camionetas 4x4 en los barrancos de la sierra, que participan en un tónari o comida comunitaria, o exponen su experiencia en espacios como el de Todos los Derechos para Todos o en la Red por la Defensa del Territorio.
El acompañamiento a los procesos de las comunidades rarámuri y ódame es la forma de operar de Contec. Trabajan con las comunidades de Repechique, municipio de Bocoyna; Huetosachi y Bacajípare, municipio de Urique, comunidades de Baborigame, municipio de Guadalupe y Calvo, y con desplazados de la sierra en la capital del estado. La defensa del territorio es el eje de la lucha de las comunidades y del trabajo de Contec.
Para celebrar sus 25 años Contec organizó un foro desde las comunidades en el Congreso de Chihuahua. La voz la tuvieron los representantes de las comunidades indígenas Lorenzo Moreno, Isabel Monarca, Teresa González y Cruz Sánchez. Lo coordinaron Eva Pérez y Antonio Turuseachi, rarámuris también. Esenciales, escuetos como son, compartieron las respuestas que sus comunidades dieron a tres preguntas sobre sus problemáticas, con lo que hacen para solucionarlas y lo que piden a los gobiernos.
Primero expusieron los problemas en la sierra: los incendios forestales, provocados por la tala clandestina y la sequía, el acaparamiento del agua potable y las descargas de aguas residuales y basura por los hoteleros. Esto, señalan, “ha alejado a lluvia” y tienen que surtirse comprando caras pipas de agua. Con el turismo llegan las cuatrimotos que contaminan con el ruido, tiran aceite en los campos y causan la muerte de animales.
La comunidad Bosques San Elías Repechique, tras una histórica lucha contra la construcción el Aeropuerto Creel-Barrancas en su territorio, logró una indemnización 65 millones de pesos a través de un fideicomiso. Ahora denuncia que no pueden disponer de esos recursos por obstáculos que le interponen el Comité Técnico del Fideicomiso y el SAT. Además, en el comité se manejan términos técnicos y no se habla su lengua, lo cual es una norma contra los pueblos originarios.
Autoridades también obstaculizan los procesos de éstos, sobre todo la Secretaría de Atención a Pueblos y Comunidades Indígenas del gobierno del estado. Tras dos años no han hecho nada por apoyar la implementación del plan de desarrollo regional Nátiga basuré, elaborado de manera participativa por comunidades indígenas.
Cruz Sánchez fue desplazado hace nueve años con toda su comunidad de El Manzano por la violencia criminal, incluso ha sufrido el asesinato de dos hijos, pero no se rinde.
En la ciudad de Chihuahua formó una comunidad con desplazados de varios pueblos nativos. Han acudido al gobierno del estado buscando apoyo para comida y vivienda; nada han logrado a pesar de los millones que la frívola administración estatal derrocha.
A la pregunta: ¿Qué han hecho sus comunidades para permanecer en su territorio? Las respuestas fueron unánimes: celebrar yúmares para agarrar fuerzas, pedir lluvia y cosecha a la madre tierra. No olvidar su cultura, sus saberes, celebrar sus fiestas. Resistir como les enseñaron los antepasados, seguir trabajando las parcelas. Encontrar formas de cuidarse mutuamente, pues el clima está cambiando mucho. Su cultura, su trabajo colectivo, sus fiestas son los pilares para construir la comunidad en resistencia.
Sus respuestas a la pregunta: ¿qué pedimos? Denotan su sentido de autonomía, su voluntad de no ser dependientes, de exigir sólo que les quiten los estorbos para desarrollarse como ellos lo conciben: vigilancia de las autoridades para que los hoteleros dejen de contaminarles tierras y corrientes de agua; recursos para el plan Nátiga busaré.
Que se les explique en su lengua y sin términos técnicos el fideicomiso para que ellos puedan manejarlo. Que quien dirige la Secretaría de Pueblos y Comunidades Indígenas sea de verdad integrante de los pueblos originarios y que en todas las dependencias del gobierno del estado haya más personas de los cuatro pueblos de la sierra: rarámuri, ódame, warijóo y o’oba.
Seguir dando voz en todas las tribunas a las comunidades indígenas que acompaña, continuar apoyándolos para que sean sujetos de todos sus procesos, para que compartan y difundan su resistencia y la defensa de su territorio es la mejor celebración que Contec pudo hacer por sus 25 años de acompañar resistiendo.