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El Corredor Interoceánico del Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec recorre de Coatzacoalcos, Veracruz, al puerto de Salina Cruz, Oaxaca. Foto Víctor Camacho
11 de julio de 2024 07:48
La virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum anuncia que durante su mandato se tiene programado agregar alrededor de 3 mil kilómetros de longitud a la red ferrocarrilera del país (el mayor crecimiento desde el Porfiriato), que se sumaría a los construido por el gobierno de López Obrador y con énfasis en el transporte de pasajeros (Ernesto Zedillo canceló esta posibilidad tras privatizar ese sector para beneficiar al gran capital), con lo que, de concretarse, dicha red sumaría una longitud cercana a 30 mil kilómetros.

Sheinbaum ha dicho que tomó la decisión de seguir construyendo trenes y ahora nos vamos a ir hacia el norte; hablamos de varios proyectos en campaña y los estamos consolidando. En el sexenio de López Obrador la red ferroviaria creció en más de mil 500 kilómetros y ahora estaríamos construyendo el doble del tren de pasajeros, uno de ellos es hacia Nuevo Laredo; ese ya lo tenemos definido y el otro es el que estamos ya trabajando para hacerlo.

Pues bien, ayer la futura mandataria constitucional ofreció más detalles de este proyecto: de entrada, serían los tramos ferrocarrileros AIFA-Pachuca, México-San Luis-Potosí-Monterrey-Nuevo Laredo y México-Querétaro-Guadalajara, con énfasis en que serán eléctricos, para lo cual ya se analiza el derecho de vía.

La Jornada (Alma Muñoz) lo informó así: Sheinbaum detalló que los trenes de pasajeros serán obras prioritarias de su gobierno, con inversión pública y privada, así como participación de ingenieros militares. En su momento entraremos en diálogo con las empresas que tienen actualmente las concesiones, pero en caso de que ellos no participen, nuestro objetivo son trenes similares al Maya. La conectividad en nuestro país, manteniendo los trenes de carga, tiene un potencial enorme y significa generación de empleo vinculado con obra pública, que potencia la obra o la inversión privada.

Se dice fácil: 3 mil kilómetros de vía férrea para retomar el transporte de pasajeros y volver a conectar al pueblo con la República (algo que de un plumazo canceló Ernesto Zedillo desde 1997) es un gran paso y, en efecto, generará una muy buena cantidad de empleos, especialmente en las zonas que, por dicha cancelación, prácticamente quedaron borradas del mapa nacional. Los trenes de pasajeros responden a la estrategia nacional de relocalización y desarrollo regional de su proyecto de nación, con lo cual busca generar prosperidad para todos los mexicanos, a través de un trabajo conjunto entre las instituciones de gobierno y empresarios, dijo Sheinbaum, amén de que en su gobierno se consolidarán el Tren Maya y el Interoceánico.

Para dar una idea de qué se trata, en 1997, año de la privatización ferrocarrilera (desde luego la voluminosa deuda de Ferrocarriles Nacionales de México fue asumida por el Estado) y ya entregada la explotación del sector al capital privado, del sexenio de Zedillo al de Enrique Peña Nieto, el tendido de vía férrea en ese periodo (21 años) a duras penas creció 1.1 por ciento, pues su longitud pasó de 26 mil 613 kilómetros, en 1997, a 26 mil 914, en 2018, es decir a razón promedio anual de 10.75 kilómetros, o si se prefiere 896 metros por mes.

Con López Obrador, dicha red se incrementó más de mil 700 kilómetros (Tren Maya y Tren Interoceánico) y con Sheinbaum vienen 3 mil kilómetros más.

Dado lo anterior y como se ha comentado en este espacio, no puede olvidarse el compromiso de Ernesto Zedillo a la hora de privatizar los ferrocarriles mexicanos: con esta decisión (que implicó modificar la Constitución y declarar prioritario, no estratégico, al sector) llegará una multimillonaria inversión y el tendido de vías férreas se incrementará de forma espectacular. Y dicho lo anterior, que resultó ser una más de sus patrañas, al concluir su estancia en Los Pinos cómodamente se fue a trabajar a una trasnacional ferrocarrilera (Union Pacific, entonces socia de Germán Larrea, quien hoy es el zar del sector con Ferromex), una de las beneficiarias de la privatización.

Las rebanadas del pastel

En los corrillos políticos, antes de las elecciones del pasado 2 de junio, se daba por cierto que Luisa María Alcalde repetiría en Bucareli; más adelante, se aseguraba que en realidad ocuparía la Oficina de la Presidencia o de menos la embajada de México en Francia y, según avanzaba el calendario, un día sí y el otro también le atribuían muchos cargos más. Nada fue cierto, pero ahora la ponen, ya como un hecho, al frente de Morena. Se nota, dados sus resultados en Trabajo y Gobernación, que el nuevo gobierno sabe qué hacer con ella.

Twitter: @cafevega

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