sorprendentementeal Nuevo Frente Popular (NFP) con el mayor número de votos (178), colocaron en segundo lugar en el hipercomplejo espectro político a la coalición centrista Ensemble de Macron –ex empleado de la banca Rothschild y furibundo globalista neoliberal (150)– y arrojaron inesperadamente al tercer lugar al Rassemblement National (RN) de Le Pen y el fallido tiktokero Bardella (142).
En un solo mes, Francia vivió epilépticamente tres elecciones consecutivas: desde la de la Unión Europea (UE), en la que RN acumuló más triunfos –a grado tal que se vaticinó que alcanzaría la mayoría absoluta de 289 escaños–, lo cual orilló al atribulado Macron a disolver sin necesidad una asamblea que en una sola semana, entre la primera y segunda vueltas, pasó a la ingobernabilidad. Resalta la anomalía del resultado por el que RN obtuvo el mayor número de votos, pero queda en tercer lugar debido a la distritación (https://bit.ly/3xMyMHd).
Más allá de sus dislocadas maniobras que dañan a Francia, el ex banquero y hoy pugnaz rusófobo Macron –quien no acepta la renuncia del premier israelí-tunecino-francés Gabriel Attal, inexperto milenial– coquetea sin recato con el Partido Comunista (PC) para fracturar al NFP y relegar al RN (https://bit.ly/4cLilda).
El oportunista PC es miembro del NFP, junto al Partido Socialista, los Verdes y la Francia Insumisa de Mélenchon, nacido en Tánger (Marruecos) y de origen español, quien, a escala personal, fue el gran triunfador. Mélenchon se asienta como el nuevo Robespierre del siglo 21 (https://bit.ly/4cTXtA6) y ha sido categórico en su repudio al globalismo neoliberal.
Ya desde 2012, el filósofo de formación Mélenchon se había expresado contra la globalización que otorgaba ganancias desproporcionadas a la industria financiera. En 2014 escribió en Le Monde que Francia debe protegerse de los poderes de las finanzas
que devoran la economía real
(https://bit.ly/3W0AcWD). Más aún: ha sido muy crítico del modelo alemán
, al que tilda de opio de los ricos
. De igual manera ha fustigado ferozmente a la UE por haber sido corrompida mediante el neoliberalismo.
Desde el punto de vista geopolítico, Macron perdió su apuesta de llevar a Francia –la única potencia nuclear continental europea con su force de frappe (fuerza de disuasión) con 290 bombas atómicas– a la guerra contra Rusia y ha sido maniatado tanto por Mélenchon como por el RN, los cuales no aceptan el envío de tropas francesas a Ucrania ni la ruptura con Rusia.
En forma muy barata, Cécile Vaissié, autora del libelo Las redes del Kremlin en Francia, califica a Mélenchon de uno de quienes apoyan a Putin
(https://amzn.to/3XWqHdv). En forma caústica, Mélenchon, por quien se volcaron los jóvenes y los votantes árabes, criticó la anexión
( sic) de Ucrania por Estados Unidos para incrustarla en la OTAN.
El rotativo Kyiv Post, proclive al jázaro (https://bit.ly/3QqemJr) Zelensky, se perturba de que el triunfo de Mélenchon puede significar líos para Ucrania
y aduce que las elecciones no aportaron claridad en la política
cuando “tampoco es claro ( sic) que el triunfo de la alianza de izquierda sobre el partido de extrema derecha haga una diferencia para Ucrania” (https://bit.ly/4eZiz1V).
Ya desde 2022, Mélenchon había exhortado a que Francia abandonara la OTAN, cuando pregonó asociarse con Rusia
, lo cual “ayudaría a París a evitar implicarse en una nueva guerra fría que los estadunidenses mantienen con Rusia y China” (https://bit.ly/3WihGKN). Hasta parece neogaullista Mélenchon cuando evoca una Francia separada
de la OTAN.
Esta vez, la Bastilla fue tomada asombrosamente por los árabes musulmanes de Argelia-Túnez-Marruecos. Mélenchon se ha manifestado a favor del Estado Palestino, mientras critica ferozmente al Estado colonial
de Israel.
Macron ha periclitado y fue el gran perdedor en el rubro financiero al no poder poner más en marcha su agenda globalista neoliberal (https://on.ft.com/45VMOmg).
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