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México SA

09 de julio de 2024 08:14
En aquellos negros días del neoliberalismo en México, y aún antes de ese oscuro periodo, nadie ponía en duda que a nuestro país la corrupción le costaba cantidades descomunales que terminaban en las alforjas de un pequeño grupo de políticos, empresarios y demás allegados al inquilino de Los Pinos en turno. Incluso, algunos aventuraron montos y porcentajes de lo que anualmente representaba esa práctica vil, aunque otros simplemente la limitaban al ámbito de las mordidas y demás costumbres callejeras, cuando la realidad es que el monto de éstas resultaba microscópico a la hora de compararlas con las enormes rebanadas de los de hasta arriba.

Pues bien, en la mañanera de ayer el presidente López Obrador puso cifras a esta deleznable práctica, el método preferido por la élite autóctona para amasar fortunas de ensueño a costillas del erario y, desde luego, del desarrollo nacional. Dijo el mandatario: puedo hacer la cuenta. Mínimo por evitar la corrupción es un billón al año (6 billones en su sexenio, recuperados y aplicados para bien de la nación) y eso nos ha permitido financiar el programa de los adultos mayores, todo el programa del Bienestar.

Si en los tres gobiernos anteriores (Fox, Calderón y Peña Nieto) esa cantidad anual se hubiera destinado no a la corrupción, sino a estimular el crecimiento económico y promover el desarrollo social, entonces otro gallo cantaría en la realidad nacional. Pero como el hubiera no existe, cuantimás conociendo sus prácticas, esa tercia habría destinado alrededor de 18 billones de pesos (algo así como un billón de dólares) a la corrupción.

Pero lo cierto es que en la mañanera el presidente López Obrador sacó la calculadora: “les hago la cuenta así rápido: “por huachicol se ha logrado ahorrar 333 mil millones de pesos (en el sexenio, el robo de combustible se ha reducido 94.2 por ciento hasta mayo del presente año); imaginen el ahorro, el que paguen impuestos los que no pagaban –que ahora sí pagan–, la recaudación fiscal siempre está aumentando y, lo más importante, lo que tiene que ver con obras y adquisiciones: ahí era una gran fuga, una obra que costaba mil millones la cobraban en 3 mil o en 5 mil y no la terminaban, y las adquisiciones lo mismo”.

De pasadita, el mandatario se preguntó: “bueno, ¿por qué tanto lío con el asunto de Latinus? Porque estaban metidos en el negocio de la compra de medicinas, se robaban el dinero de la medicina del pueblo de México, los equipos, porque esa empresa Latinus, que recibe dinero, es de los estados por supuestas –no se sabe si entregaban o no– compras de medicinas y de equipos”. Entonces, dijo, con el mismo presupuesto, sin aumentarlo, alcanza para dar medicinas a todo el pueblo de México, medicina gratuita. Eso es lo que significa no permitir la corrupción. Es que hay que combatirla no sólo por razones de índole moral, sino porque es mucho el dinero que se va por el caño de la corrupción.

Cuando no hay corrupción el presupuesto rinde, alcanza. Yo les hablaba de los ejemplos: construyeron los ingenieros militares, y pueden los de las organizaciones civiles, cualquier ciudadano, contador público, hacer una revisión, construyeron 2 mil 750 sucursales del Banco del Bienestar; como a 6 millones de pesos por sucursal equipada. Si esas 2 mil 750 las hubieran hecho en el sistema anterior, ¿cuándo habrían cobrado? No las hubiesen terminado, no estarían operando, porque también la ineficiencia es corrupción.

En efecto, el Servicio de Administración Tributaria informó que a lo largo del sexenio la recaudación fiscal se acerca a 21 billones de pesos, todo un récord, y tan sólo en el primer semestre de 2024 sumó más de 2.5 billones. Este último monto supera la meta presupuestada en la Ley de Ingresos de la Federación para los primeros seis meses del año, y es resultante del piso parejo en el cobro de impuestos y el cumplimiento oportuno de los contribuyentes.

Las rebanadas del pastel

Desatado y fiel a su estilo, Alito Moreno chantajea a ex presidentes del tricolor a quienes involucra en el asesinato de Luis Donaldo Colosio (todos los que tengan que estar tendrán que rendir cuentas; los vamos a exhibir) y en la megacorrupción del Pemexgate, con Francisco Labastida Ochoa como candidato presidencial. La lista es larga, pero como siempre, el campechano de lengua se come un perol, porque si tiene la información y cuenta con pruebas incriminatorias debe presentar la denuncia ante la Fiscalía General de la República y no litigar mediáticamente. De otra suerte será cómplice.

Twitter: @cafevega

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