Ciudad de México. El escritor estadunidense Thomas Pynchon, candidato constante al Premio Nobel de Literatura, ha sido un gran misterio. El comienzo de esa incógnita sucedió en México en 1963, afirmó el narrador y cronista Franco Félix.
El ensayista contó a La Jornada que tras leer la primera novela de Pynchon, V., investigó y después escribió El ingeniero que huyó por la ventana: Pynchon en México (1962-1964). “Muy pocas personas saben que cuando se publicó V., en 1963, él estaba viviendo en la Ciudad de México. No se sabe porque se ha hecho una especie de mitología sobre el autor. Algo que él quería evitar. Es irónico porque al querer evitarlo la gente se interesa más”.
Desde entonces, diversos personajes, temas y lugares en la obra del novelista estadunidense se refieren a nuestro país, por lo que Félix (Hermosillo, 1981) cree que Pynchon pasó varios años en México, aunque no encontró mucha información al respecto.
El narrador explicó que la postura del autor de El arco iris de gravedad (1973) es: Yo no necesito dar ninguna entrevista ni explicar mis libros. Se tienen que defender solos
, y por ello no apareció en los medios de comunicación ni en eventos públicos.
Refirió que en el siglo XX se le dio importancia a la figura del escritor, a diferencia de lo que sucedió en los siglos anteriores, cuando los autores eran presos políticos, abogados o médicos, como Dostoievski y Bulgakov. “De los siglos XVIII al XX no eran objeto de la propia novela, o sea, no se entrevistaba a Laurence Sterne sobre Tristram Shandy.
El estadunidense nunca lo ha planteado, añadió Félix, pues la única vez que consignaron sus palabras fue en Las vidas y tiempos de Joan Baez, Bob Dylan, Mimi Baez Farina y Richard Farina. “Un libro que no tiene nada que ver con Pynchon, pero sale ahí. Muy poca gente sabe eso.
Es una locura que Thomas Pynchon odie a los medios. Mucha gente dice que es un ermitaño o un fóbico social, pero para nada; simplemente no quiere que la figura central de una nota sea su persona. Se puede considerar que la única entrevista que ha dado está en este libro, pero es sobre la boda de Fariña con Mimi Baez en 1963.
La historia que marcó el origen del misterio de Pynchon ocurrió cuando se editó la novela V., en marzo de 1963. The New York Times envió enseguida a un reportero a buscarlo a la Ciudad de México y de ahí surgió la leyenda de que el autor salió por una ventana para no ser fotografiado. Es muy curioso que no pasó más de una semana del libro cuando el diario ya preparaba un artículo, que salió en abril sin la imagen del escritor
.
Pynchon explicó el suceso en una carta que envió desde Guanajuato, refirió el autor sonorense, en la que narra que cuando llegó a la vecindad donde vivía se percató que había un hombre esperando afuera, el cual portaba un sombrero de alas grandes y tenía una gabardina negra. Pynchon le marcó a su casera y le dijo: Miéntele, dile que no estoy aquí
. Incluso antes de ser famoso ya odiaba la idea de que se hiciera una nota sobre él.
Con el paso del tiempo, esa historia se convirtió en la más romántica y poética del escritor que escapa por la ventana, pero la realidad todavía es más chistosa y divertida, ya que se pasó dos días oculto en cines, cafés y en un motelito, y como el periodista no se iba, Pynchon decidió irse a Guanajuato.
Franco Félix refiere que Pynchon descubrió muchas cosas en Guanajuato, como temas de la Revolución Mexicana y “una veta narrativa que se convertiría en una novela muy loca también: Contraluz, en la que los personajes visitan Guanajuato y la fidelidad de las descripciones, de las momias y el panteón por dónde avanzan no lo pudo hacer imaginándolo. Él debió de volver a esa ciudad. Hay una investigación muy amplia.
En esa novela aparece Guanajuato, Zacatecas, Chihuahua y una parte de Sonora. Porque los protagonistas andan en un globo aerostático. Estamos hablando del México de principios del siglo XX, en la convulsa de la Revolución.
El cronista reseñó que en su narración Pynchon abordó a personajes como Adolfo de la Huerta y Porfirio Díaz. “Las investigaciones que hacía eran tan profundas, que logró un retrato muy fiel a la narrativa de la Revolución Mexicana y sus personajes. Me imagino que debe leer español sin problemas, porque muchos de sus personajes tienen discusiones en esta lengua.
Tendría que haber estado en México muchos años. He escuchado de gente que vio o conoció a Pynchon en algún momento. Pensé que estaban pitorreándose o mintiendo, pero después de ver esto, de darme cuenta de las cartas que escribe, vaya que sí estuvo en México, y un montón de tiempo.
Félix recordó que una vez en un bar de Guadalajara le contaron de un mesero que vio a un hombre que había tomado una cerveza y se presentó como Thomas Pynchon. Yo no lo podía creer. Eso comprueba que él andaba por Guadalajara. Todo el tiempo estaba de arriba a abajo. Lo único que no quería era aparecer en las fotografías para que no lo anduvieran siguiendo
.
En su libro sobre el escritor estadunidense, Félix comparte varias cartas que Pynchon escribió en México, desde la capital y otros lugares. “Con esas cartas construyó un relato especulativo sobre los lugares en los que ha estado y las relaciones que hay entre lo que está diciendo y sus libros, sobre todo de Contraluz”.