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Cargos y riesgo

03 de julio de 2024 00:02

Claudia Sheinbaum completará, tal vez esta misma semana, los nombramientos de su gabinete. La opinión que se ha esparcido por salones, pantallas y plazas tira hacia una aceptación moderada de su composición. No podían ser de mejor calidad, dados los tiempos de continuas pugnas, de varios actores, por situarse en las cercanías del poder y mejorar posiciones.

El impacto de una amplia victoria, que entrega poderes completos, fue considerable. Junto al júbilo popular anidó buena cuota de nerviosismo en ciertos poderes informales bien atrincherados. Éstos temen que se puedan producir, andando el tiempo, acciones arbitrarias que afecten sus intereses.

O, al menos, cambios inesperados que impidan la continuidad o avance de sus ambiciones. Mucho de esta intranquilidad proviene de sus mismos aparatos de comunicación que se alebrestan ante cualquier idea novedosa o distante de sus miras.

Es comprensible que no todos los nombramientos hechos por la virtual presidenta electa acarrean, al seno del ámbito público, pesos iguales. Hay unos más pesados que otros y, también, los hay disruptivos, así como, también, apaciguadores de nervios. Pero, en general, el balance ha sido, hasta ahora, positivo. Aun cuando en los que vendrán haya cargos cruciales para que se obtenga una visión abarcante y permeable.

Se piensa, por ejemplo, en las secretarías de Gobernación, en la de Defensa, Marina Armada o Seguridad, que son trascendentales para la vida organizada.

Hay, sin embargo, un cargo que es conveniente analizar con más detenimiento. No sólo por cuanto corresponde al factible desempeño de sensibles funciones o por el contexto en que funcionará, sino también por la mima persona (perfil) que lo llevará a cabo. Es, en concreto, el de la Secretaría de Economía y de su titular, Marcelo Ebrard Casaubón. Las tareas encomendadas a dicha secretaría se insertan en amplias y complejas relaciones internacionales entre México y Estados Unidos, así como con Canadá.

El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) abarca una amplísima gama de operaciones, decisiones, problemas y conflictos claves para el desarrollo económico del país. En este ámbito, viaja atada, empaquetada, digamos, una enorme tajada del bienestar colectivo. Será, por tanto, una entidad que, aunque sea llevada a medio vapor o con sesgadas intenciones populares, sus repercusiones matizarán al gobierno en formación. En especial si, como es fácil suponer, dadas sus interrelaciones, cargue sus motivaciones sobre las empresas, los grupos de interés y de gran poder político.

La personalidad y, en especial, la de su encargado como titular de la misma, será un detonante de variadas ondas ejemplares y serias repercusiones. El desempeño que Ebrard tuvo en la campaña por la candidatura de Morena a la Presidencia no se puede ni debe olvidar. Desde el inicio de la misma, introdujo motivos que fueron preparando el campo para su protesta final, tal como finalmente sucedió.

tal como finalmente sucedió. Se llegó al extremo de cuestionar la validez del resultado y la legitimidad de la ganadora. Se trató de implantar, con pensada trayectoria, conceptos de grupo político a su cargo que es y debe ser ajeno al espíritu que anima a Morena. Se fue todavía más lejos en su repudio al resultado mismo: el desprecio a la mujer ganadora.

La inevitable desembocadura de esta alegórica suma de trastoques a la campaña incidió en la misma disciplina y la base del respeto al liderazgo, es decir, a la esencia de la militancia partidaria. El haber amenazado y tramitado su ruptura y suma a otra organización fue la coronación de sus tentativas rebeldes. Esto no puede olvidarse ni soslayarse por el simple respeto que merecen los demás miembros del entorno partidario y del gobierno. Las implicaciones para todos los demás estarán presentes en variadas circunstancias, tanto para obtener perdón como para sumar o restar a las pretensiones futuras.

El halo ejemplar está instalado y no desaparecerá con la esforzada apertura, mostrada por la doctora Sheinbaum. Reclamos como el difundido por Gerardo Fernández Noroña por su sentido abandono y relegado merecimiento se suma a otras inquietudes, ciertas, que ya anidan en el seno de Morena.

Reconocer las dotes y experiencia del funcionario mencionado juegan, de manera especial en las consideraciones para haberlo nombrado. Marcelo tiene capacidades de sobra, ciertamente. Y sus aportaciones pesarán en su futuro desempeño para bien. Pero siempre estarán mezcladas con sospechas a la integridad de su comportamiento y a las ambiciones que sobrepasan y contaminan sus logros.



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