Se dieron tortazos entre sí y los repartieron hasta a los ausentes (Josefina Vázquez Mota, especializada en ganar a partir de ser derrotada) y, ¡desde luego!, el inolvidable Genaro García Luna, sempiterno fantasma de corrupción y criminalidad que acompaña al citado Calderón, aunque éste se esmera en aparentar que la nada virginal estampa del crimen organizado le habla.
El tragicómico espectáculo se escenificó en el lugar de los éxitos recientes de la derecha desinflada y confusa: la mesa de gastronomía política indigesta que con apoyos empresariales que languidecen ha montado el publicista Carlos Alazraki, contratista de altos vuelos presupuestales en los tiempos para ellos tan añorados, los del priísmo manirroto (ah, Arturo Montiel y los derechos que son para los humanos y no para las ratas; Roberto Madrazo y la opción preferencial por la mentira), del panismo grisáceo de la docena trágica y del oposicionismo de ocasión (de vuelta, Madrazo y conexos con sus Latinajos; pripanismo chihuahuense como el de Maru Campos), tan histérico y contraproducente para sus intereses pripánicos tal laboratorio Alazraki, fallido en sus berrinches a pesar de su costosa producción.
En tal catedral de la comicidad involuntaria se enzarzaron ayer Marko Cortés, aún presidente del comité nacional del PAN, y Javier Lozano, priísta zedillista de origen, que en 2005 renunció al Revolucionario Institucional para pasar al gobierno calderonista de Fraudulencia Institucional, donde fue secretario del Trabajo (“Javier, las viudas de Pasta de Conchos te saludan…”). En 2012 asumió como senador panista, el 9 de enero de 2018 renunció al PAN y al otro día amaneció como vicecoordinador de mensaje y parte de la vocería de José Antonio Meade, candidato presidencial del PRI.
Afectado de manera sostenida por una enigmática incapacidad de sus nuevos contratantes para sostenerlo en cargos que por tanto han resultado en récord de fugacidad, Lozano encaró ayer a Marko Cortés, quien mantuvo una calma al responder que parece provenir justamente de su calmo carácter.
Cortés negó, ante las embestidas orales de Lozano, que el PAN tuviera que responder por las andanzas criminales de García Luna durante el espurio gobierno de Calderón. Y, ante Lozano enardecido, le dijo que su enojo proviene de que no le hubieran asignado un cargo legislativo plurinominal.
En mala hora emergió de las aguas hispánicas el mencionado Felipe Calderón para reprocharle a Cortés el tamaño de la derrota electoral reciente y el agandalle de candidaturas privilegiadas. Lo cortés no le quitó lo caliente a Marko, quien se lanzó sin compasión (frase, esta, pensada para darle aire telenovelero al episodio) contra el preventivamente fugitivo personaje radicado en Madrid.
La estocada imparable le llegó a Calderón de parte del presidente del partido que presidió, que le hizo presidente de la República fraudulento y al que renunció en busca de crear un partido felipezavalista: “explícanos por qué la peor caída de votación para @AccionNacional en la historia fue cuando fuiste presidente, dejando a nuestra candidata en tercer lugar. Aprovecho también para pedirte que nos expliques qué pasó con García Luna, porque sin tener ninguna responsabilidad, al PAN eso le provocó un enorme daño en la campaña, ¿tú no te enterabas de lo que pasaba en tu gobierno o lo consentías?”
¡Oh, Felipillo que no pisa tierra mexicana, protegido de la ultraderecha por gracia de José María Aznar: responderéis a lo planteado por vuestro paisano y correligionario en cuanto al conservadurismo, Marko Cortés! ¿Esclarecerá don Felipe de la Tierra de por Medio el tema de su secretario sexenal policiaco que ha sido declarado culpable en Estados Unidos de complicidades con el crimen organizado? ¿No se enteraba, o lo consentía? ¿Responderá Felipe? ¡Hasta mañana!
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