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American curios / David Brooks

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Un seguidor de Biden miró preocupado el primer debate por la presidencia de Estados Unidos, donde el demócrata tuvo una participación en la que balbuceó y no podía articular bien sus respuestas. Los fanáticos de Trump festejaron la victoria. Foto Ap
01 de julio de 2024 08:11

Tom Lehrer, el gran satirista de los sesenta, decía que estaba de moda hablar incesantemente sobre la dificultad de la comunicación entre los seres humanos como el gran problema, y concluyó: “yo pienso que si no te puedes comunicar, por lo menos cállate”.

Al observar el primer debate (nadie quiere pensar en el segundo programado para septiembre) entre los dos, por ahora, principales candidatos presidenciales, no pocos rogaban que se callaran la boca, pero seguían escuchando por morbo. El espectáculo fue doloroso para muchos antitrumpistas que tuvieron que sufrir el balbuceo y articulación incoherente de quien supuestamente ocupa el puesto más poderoso del mundo (por lo menos, militarmente) y cuya razón de buscar la relección es porque asegura que él es la mejor esperanza para frenar la amenaza que representa su contrincante a la democracia estadunidense. Los fanáticos de Trump festejaron su victoria, que en la esencia fue un triunfo de la mentira y la mediocridad, pero para muchos la reacción más común fue: “¿estos dos son lo mejor que puede ofrecer en este país de más de 300 millones de habitantes?”

Otros no encontraban ni un poco de humor en lo ocurrido, preocupados de que el desempeño patético del presidente Biden favorecía no sólo al retorno del bufón peligroso y ex presidente, sino a un proyecto explícitamente neofascista que encabeza (https://www.jornada.com.mx/2024/06/ 24/opinion/031o1mun).

Parece que cada día hay noticias del avance de la ultraderecha en este país, lo cual no se logró contrarrestar con este debate. Después de que el gobierno de Luisiana ordenó la exhibición obligatoria de Los 10 Mandamientos en cada aula de sus escuelas, esta semana pasada el superintendente de educación estatal de Oklahoma ordenó la enseñanza bíblica obligatoria en todas las planteles de su estado. Mientras tanto, Trump vende, entre otras cosas, Biblias (firmadas por él, no por Dios).

Todo esto hace recordar la advertencia del músico Frank Zappa, quien comentó en 1986, en un foro en CNN, que “la mayor amenaza a Estados Unidos hoy día no es el comunismo, es Estados Unidos procediendo hacia una teocracia fascista”.

La ultraderecha, además de secuestrar al cristianismo para su causa, tuvo la oportunidad de proceder sin problema con su otra gran arma, con Trump proclamando que los inmigrantes son el diablo, la fuente de todo mal en este país, mientras el católico en el escenario fracasó por completo en rechazar tal obscenidad. Los inmigrantes, los “otros”, siempre han sido un fundamento de la ofensiva neofascista en Estados Unidos y Europa, y al permitirlo en el debate tendrá consecuencias inmediatas para los que promueven los crímenes de odio, lo cual empeorará aún más si al final eso permite la elección del bufón peligroso.

Por su parte, Biden tuvo problemas no sólo contratacando las barbaridades de su opositor, sino que, aún más alarmante, no podía no ofrecer razones para sus políticas, incluyendo las bélicas. El veterano periodista de guerra Seymour Hersh escribió después del debate que es posible que Biden ya no esté bien enterado de las contradicciones de sus propias políticas bélicas en los casos de Israel y Ucrania. “Estados Unidos no debería de tener un presidente que no sabe qué ha autorizado. La gente en el poder tiene que asumir responsabilidad por lo que están haciendo, y la noche (del debate) demostró a Estados Unidos y el mundo que tenemos un presidente que claramente no está en esa posición hoy día”.

La crítica social progresista Rebecca Solnit, señalando entre otros los ataques derechistas para criminalizar aún más el aborto, reducir regulaciones ambientales sobre la industria privada y medidas para hacer lo mismo con los sin techo, entre otros, afirma: “Es sobre esto que estamos votando, no sobre cuál abuelito es más centelleante frente a las cámaras de televisión”.

Pero por ahora, políticamente esto se siente como aquella canción de Dylan: “¿Cómo se siente, estar solito, sin dirección a casa, un completo desconocido, como una piedra rodante”.

Bob Dylan & The Band. Like a rolling stone. https://open.spotify.com/track/45EwNhLS19bQGUFGdLkn7o?si=dee9539ae7ec4c59

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