Matías Romero, Oax. El rechinido en el metal avisa de alguna pequeña curvatura en el camino. Adentro, Luz María y Daniel, entre que sostienen la mirada en la ventana y se remueven en el asiento buscando una postura más cómoda. Es la primera vez que ella, una mujer en sus veintes y él, su hijo que no pasa de tres años, toman un tren de pasajeros.
Subieron en Mogoñé, donde en abril del año pasado se registró uno de los principales choques entre civiles y la Marina por la construcción del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT). Vienen a conocer la experiencia de viajar en ferrocarril, dice Luz María. Necesitan ir a Ixtepec, de donde es la familia del padre de Daniel, y hasta ahora el tren parece una opción más económica que el periplo carretero.
A diferencia de la mayoría de los asistentes a este viaje, Luz María y Daniel tomaron la ruta a mitad de camino con el objetivo inicial de llegar a Ixtepec; de manera complementaria aprovecharon para conocer el Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec (FIT). Son más los turistas, provenientes de Coatzacoalcos que tienen el único fin de conocer el FIT de extremo a extremo.
Una familia compuesta por hija, madre, abuela y padre ocupa un gabinete con una mesa en medio. El cuarteto viene de Alvarado, Veracruz. Subió a las 7 de la mañana en el puerto veracruzano y va hasta Salina Cruz. El tren de vuelta únicamente sale viernes y domingos, así que tomará el autobús para regresar ese mismo día a casa.
En otro vagón, Vicenta Reyes y Miguel Ángel Contreras, de Aguadulce, Veracruz, van de punto a punta del recorrido. Su objetivo era conocer el FIT, pero continuarán a Huatulco desde Salina Cruz. Subrayan que para ellos, población adulta mayor, el viaje resultó en 229 pesos por persona, lo que contrasta con los costos de transitar la carretera.
Familias de extensas a pequeñas, y parejas de adultos mayores, ocupan los gabinetes. Sus integrantes, siempre sentados. En el altavoz se advierte que un pasajero lleva medio cuerpo afuera
. Más tarde se sabe que la alerta fue porque un camarógrafo –unos centímetros fuera de la estructura del vagón– invadió el aire con su cámara. Afuera, el paisaje de tanto en tanto es decorado con elementos armados de la Marina.
Turistas y pobladores de la región prefieren el tren al periplo carretero en el Istmo de Tehuantepec. Foto Víctor Camacho
La disciplina como parte del atractivo turístico no genera reproches. Nostalgia. Nunca pensé que fueran a volver los trenes
, dice Carmen Lara, de Jalpan, Puebla. Desciende en la estación Matías Romero, acompañada por un trío de jóvenes que podrían ser sus hijos. Ella nunca se había subido a este tipo de transporte, pero, comenta, la melancolía le viene de un recuerdo prestado de sus padres que siempre hablaban
de cómo era viajar en ferrocarril.
También en Matías Romero, pero a punto de subir, una pareja espera el tren. Vienen de la Ciudad de México a visitar a familiares. Martha Cecilia Domínguez, reconoce como algo positivo la política de recuperar los trenes de pasajeros. A su lado, César Guzmán, con familia que estuvo dedicada al ferrocarril, considera que es necesario ampliar su uso social.
Ojalá esto funcione. Vamos a ver la cantidad de gente que le da uso. Creo que todavía es poco tiempo para saberlo, pero es muy importante conocerlo, promoverlo, y creo que falta la promoción
, enfatiza Guzmán. Agrega que si bien es un transporte útil para tramos largos, aún falta hacer paradas en otros pueblos por los que pasa.
De acuerdo con lo desplegado en la página del FIT, el tren de pasajeros de Coatzacoalcos a Salina Cruz, sólo pasa jueves y sábado. Su contraparte, de Salina Cruz a Coatzacoalcos, lo hace viernes y domingo. En el camino hay ocho estaciones: Jáltipan, Medias Aguas, Jesús Carranza, Donají, Mogoñé, Matías Romero, Chivela e Ixtepec. Eventualmente, con la recuperación de las líneas FA y K, se podrá llegar también a Palenque y a Ciudad Hidalgo, en la frontera con Guatemala.
Más que un transporte para la población de la región, el FIT está dando un servicio turístico. He visto gente que viene de Sinaloa, Sonora
, comenta el capitán de navío, Adiel Estrada Vásquez, asignado a coordinar tareas del CIIT. Con una capacidad para 600 personas, desde diciembre –que se inauguró–, el tren se ha mantenido con una ocupación de entre 75 y 85 por ciento de su capacidad.
Estrada Vásquez adelanta que, como un proyecto adicional, se está evaluando la construcción de un suburbano para atender la demanda de transporte para empleados y estudiantes de la región.