Bolivia. El general boliviano Juan José Zúñiga y otros dos militares de alto rango, señalados de dirigir el golpe fallido contra el presidente Luis Arce, fueron recluidos este sábado en una cárcel de máxima seguridad por orden de un juez que les impuso seis meses de prisión preventiva.
Zúñiga, ex comandante del ejército; el vicealmirante Juan Arnez, ex jefe de la Armada (Marina); y Alejandro Irahola, ex jefe de la brigada mecanizada del ejército, ingresaron fuertemente escoltados al penal de Chonchocoro, en las afueras de El Alto, un municipio vecino a La Paz, según observó la AFP.
El viernes, la justicia ordenó su reclusión en esa cárcel de máxima seguridad mientras avanzan las investigaciones por el alzamiento armado del pasado miércoles, cuando tropas con tanques asediaron por varias horas la sede de gobierno antes de replegarse.
La policía montó un intenso dispositivo de seguridad para su traslado desde una cárcel de La Paz.
Zúñiga y los otros dos oficiales enfrentan cargos por terrorismo y alzamiento armado, por los que podrían recibir una condena de hasta 20 años de prisión, según la fiscalía.
Junto con ellos han sido detenidos otros 18 militares activos, en retiro y civiles por el fallido golpe de Estado.
Este sábado el gobierno aseguró que encontró evidencia sobre el plan que tenían los militares para movilizar en avión fuerzas especiales desde el departamento de Tarija (sur) hasta La Paz, con la intención de asestar el golpe contra Arce.
"Hemos encontrado un radiograma con el cual se había instruido que el avión que está (...) en el ministerio de Gobierno sea trasladado hacia el departamento de Tarija, para traer los grupos satinadores", señaló a la prensa el ministro de Gobierno (Interior), Eduardo Del Castillo.
El general Zúñiga ha sido señalado desde un comienzo como el principal responsable de la conspiración contra el presidente de izquierda de Bolivia, quien asumió en 2020 por un mandato de cinco años.
El ex comandante del ejército fue detenido el miércoles después de que se replegaran las tropas y los vehículos blindados apostados frente a la sede de gobierno, sin que se produjeran enfrentamientos con la fuerzas leales al gobierno.
Durante la rebelión militar, 14 civiles resultaron heridos con balines disparados por los soldados cuando ingresaron a la plaza donde está el palacio presidencial, en el centro de La Paz, según el gobierno.