Queremos decirle al gobierno de Guatemala que Lolita ha vuelto, pero no ha vuelto sola. Queremos decirle al sistema judicial que Lolita ha retornado con todas nosotras y que no vamos a permitir más represión y más judicialización. Queremos dejar el mensaje para los grupos criminales y para los que atentan contra la vida de las defensoras y de Lolita, que así como dijeron las zapatistas, hemos acordado vivir. Y vamos a caminar juntas para estar vivas
, dijo Adriana Guzmán, referente del feminismo comunitario antipatriarcal en Bolivia.
Este viernes, en la Plaza de las Niñas de Guatemala, nombrada así en homenaje a las 41 niñas asesinadas en un supuesto hogar seguro
el 8 de marzo de 2017, se reunieron mujeres y hombres de distintas comunidades para recibir a Lolita y a la comitiva comunitaria e internacional que fue creciendo día con día desde México hasta la capital del país que la criminalizó por oponerse a las empresas madereras que estaban saqueando su territorio.
Retorno porque no soy una criminal
, reiteró Chávez en medio de una significativa ceremonia tradicional maya con la que le dieron la bienvenida y en la que participaron integrantes de algunas de las luchas más representativas del mundo: las de los pueblos de Kurdistán y Euzkal Herria; la de los pueblos zapatistas de Chiapas y las que se libran en Bolivia, Honduras y Argentina, entre otras.
Dos mujeres cobijaron este camino que rompió fronteras y caminó el mundo: la luchadora lenca Bertha Cáceres, asesinada por su defensa del río Gualcarque, y Norita Cortiñas, de las Madres de Plaza de Mayo de Argentina, recientemente fallecida y recordada aquí por su mensaje internacionalista: la única batalla que se pierde, es la que se abandona
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