György Márkus (GM) en Language and Production, distingue reglas sociales de uso (RSU), técnicas por su contenido, de normas sociales de empleo (NSE) de los productos del trabajo (PT). Las RSU establecen
relaciones entre cualidades de los PT y necesidades (N): 1) El objeto ‘artificial’ obtiene estas propiedades del T que diseña y produce el objeto pensando en su uso apropiado; y 2) estas cualidades, acentuadas por las RSU, constituyen la naturaleza esencial del PT. Un vaso está destinado para beber: es un vaso cuando es usualmente utilizado así. Los PT se convierten en valores de uso sociales (VUS) por la existencia de reglas definidas que circunscriben el fin y la manera de su uso. La interpretación y clasificación arqueológicas de un conjunto de hallazgos sólo tendrá sentido en tanto se pueda reconstruir el uso originalmente planeado para dichos objetos. Los PT como objetivaciones tienen un significado inherente, constituido por las reglas de su utilidad, que es el reconocimiento social de la utilidad del objeto, de su calidad de VUS. Las RSU prescriben rutas de acción: el ejercicio de capacidades (C) específicas para la satisfacción de la N presente en el PT. Los elementos materiales del entorno cultural están incrustados en una red social de reglas prácticas que no son externas a los objetos mismos, dice GM. El PT ha sido creado para su uso apropiado, lo que ha dirigido el proceso de su producción y se ha incorporado en su estructura física. Por ello estas reglas no son conscientes ni explícitas; están fijadas en las propiedades del PT, haciendo su utilización posible. Los PT como VUS, representan y postulan N (los fines de su utilización) y C (utilización adecuada) socialmente reconocidas que deben ser apropiadas, interiorizadas, por los individuos. Objetivación y apropiación son para Marx ‘determinaciones reflexivas’, tienen significado solo en la mutua interrelación:
el PT, a diferencia del objeto natural, prueba lo que es, se convierte en PT, sólo a través del consumo( Grundrisse). Un PT es una objetivación sólo en referencia a un proceso de apropiación. Por tanto, las N sociales y las C corporizadas en el PT se transforman nuevamente en N y C personales vivientes. La socialización del individuo consiste en un amplio grado en la apropiación práctica de la objetivación social, del mundo de PT, lo que constituye la base de la continuidad histórica y hace posible el progreso social. Por su desgaste, los PT deben ser remplazados. La especie humana vive en un nicho ecológico inestable, cuyo equilibrio debe reestablecerse continuamente mediante actividades prácticas intencionales. La supervivencia social requiere proporciones definidas entre los PT y las N que satisfacen, por un lado, y los varios tipos de actividad humana, por el otro. La sociedad ha de asegurar el mantenimiento de
proporciones correctas de las diversas funciones del trabajo respecto a las diversas N. Para ello se requiere otro conjunto de reglas sociales que determinan y circunscriben las condiciones sociales en las cuales se pueden o no usar los objetos (aplicando las RSU) en el marco de un sistema dado de relaciones sociales: las NSU. Mientras las RSU son técnicas y no tienen contenido de valor, las NSE permiten, demandan/prohíben prácticas específicas dependiendo del sujeto/circunstancia. Así, mientras las RSU de un cigarrillo es que debe encenderse con fuego y el humo debe ser aspirado, la NSE prohíbe fumar a los menores y a todos hacerlo en ciertos lugares. En referencia a estas NSE los PT adquieren un significado, en el sentido que funcionan como objetos que pueden o deben ser empleados en ocasiones y situaciones sociales específicas, por quienes cumplen ciertos rasgos. Si a través de las RSU los productos son objetivaciones, lo que constituye su contenido material, a través de las NSE aparecen como portadores de relaciones sociales específicas. GM hace notar que mientras las RSU definen modos apropiados de actividad intencional en relación con algún objeto de N, y tienen un carácter constitutivo-constructivo, las NSE, regulan tales modos de actividad, permitiendo, exigiendo, prohibiendo, y tienen un carácter regulador-restrictivo. Las RSU casi nunca son explícitas y carecen de contenido de valor. No hay sanciones específicas asociadas a ellas, salvo el fracaso y el calificativo de incompetencia asociado al mal uso. Las NSE, en cambio, son con frecuencia explícitas y obligatorias, regulan conductas, correctas o incorrectas, están cargadas de valor, como expresión de derechos y obligaciones, buenas o malas maneras. El inadecuado uso de los PT no se expresa como incompetencia, sino como desviación, y su violación conlleva sanciones. Las NSE están racionalizadas, tienen algún grado de legitimación y justificación a través de las representaciones ideológicas. Las RSU definen el universo de C y N que, junto a los PT, definen el nivel de dominio social alcanzado sobre la naturaleza. Este universo constituye un fondo común que tiene un núcleo –el uso de objetos cotidianos útiles– que debe ser igualmente apropiado por todos. La totalidad de objetivaciones constituye un valor que ha de ser tomado como un hecho, como algo incuestionable. Representan el ‘elemento dado’ de la existencia humana que debe ser asimilado. Las NSE de los objetos, en contraste, son un mecanismo a través del cual N, C y VSU, son distribuidos entre grupos de individuos constituyéndolos en agentes sociales (p. ej. cajas de herramientas para los hombres, utensilios de cocina para las mujeres, transformándolos en mecánicos y en cocineras).