Ciudad de México. Llevar a cabo una reforma al Poder Judicial de manera apresurada implica el riesgo de “dar entrada a problemas mayores” a los que se quiere resolver, por lo que las modificaciones deben hacerse pensando en las víctimas y las personas usuarias del sistema de procuración de justicia, y no privilegiando la celeridad, advirtió la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Lucía Piña Hernández.
Al intervenir en los foros sobre la reforma al Poder Judicial, que iniciaron hoy en la Cámara de Diputados, la togada destacó que este ejercicio “representa una oportunidad única para reflexionar y debatir sobre temas de trascendencia nacional que nos involucran a todos los poderes de la Unión”.
En ese marco, destacó que el Poder Judicial de la Federación ha realizado mesas de escucha en todas las regiones del país, en las cuales han participado autoridades judiciales, policías, fiscales, defensores públicos, peritos, legisladores, estudiantes, madres buscadoras y víctimas, en las cuales se recopiló información cualitativa y cuantitativa sobre los problemas prioritarios del país.
“Resulta esencial decirlo con toda claridad: la justicia en México no es un monopolio del Poder Judicial”, por lo que una reforma a esta instancia “implica, como mínimo, reflexionar sobre el papel que desempeña como piedra angular para mantener la paz y la cohesión, y resolver de manera imparcial e independiente los conflictos que surgen en una sociedad democrática”.
Por lo anterior, Piña llamó a ser críticos de la justicia en México, pero poniendo en el centro las necesidades de las víctimas y de las personas usuarias del sistema de justicia en general. “Critiquemos partiendo de la verdad, de los datos ciertos, de las cifras correctas, valoradas en su contexto. Critiquemos con honestidad y responsabilidad de Estado”.
Luego de pedir que en este ejercicio de diálogo se “diluya la idea de una decisión tomada”, la presidente de la SCJN recalcó: “el paso veloz ante modificaciones estructurales sólo puede dar entrada a problemas mayores. (…) En la reforma judicial no debe pesar más la celeridad que la idoneidad; las víctimas y quienes acuden al sistema de justicia merecen personas juzgadoras honestas, con vocación de servicio, empáticas y capacitadas”.