Ciudad de México. Los sistemas tributarios contemporáneos no logran gravar eficazmente a las personas con patrimonios ultra elevados. En promedio los multimillonarios del mundo pagan apenas una tasa efectiva de 0.3 por ciento de su riqueza, mientras sus fortunas han crecido a un promedio de 7.1 por ciento anual en casi cuarenta años, es decir, casi 23 veces más que su carga de impuestos, exhibe un informe del economista Gabriel Zucman.
A petición de Brasil, que tiene la presidencia del G20, el economista presentó una propuesta de mecanismo compensatorio para que 3 mil personas –cuyas propiedades y activos en conjunto rebasan los mil millones de dólares– paguen al menos 2 por ciento en impuestos a la riqueza. La propuesta técnica se llevará a la reunión de ministros de Finanzas del G20 en Río de Janeiro, que se realizará el 25 y 26 de julio próximos.
Gravar la riqueza se revisa a la luz de la concentración patrimonial y las brechas de desigualdad en el mundo. En casi cuatro décadas –de 1987 a 2024– la riqueza media de 0.0001 por ciento de la población más rica ha crecido a una tasas de 7.1 por ciento anual, dando lugar a un acaparamiento de 14 por ciento del producto interno bruto mundial, mientras la riqueza media por adulto ha avanzado a 3.2 por ciento anual.
Dado que actualmente estos 3 mil multimillonarios sólo pagan 0.3 por ciento de su riqueza vía impuesto sobre la renta, el tener mecanismos compensatorios para que se llegue a 2 por ciento dejaría entre 200 y 250 mil millones de dólares al año, explicó Zucman. Ampliar el impuesto a las personas con un patrimonio neto superior a 100 millones de dólares añadiría entre 100 mil y 140 mil millones de dólares al año, exhibe su informe.
En conferencia de prensa, Zucman enfatizó que su propuesta no se trata de impuesto a la riqueza, sino que, de manera similar al impuesto mínimo a las corporaciones multinacionales adoptado en 2021, los impuestos solo tendrían que ser pagados por los multimillonarios que no estén contribuyente con 2 por ciento de su riqueza: solo se verían afectados los individuos con un patrimonio neto ultra alto con pagos de impuestos particularmente bajos.
“Su impacto económico debe evaluarse a la luz de la tasa de retorno sobre la riqueza antes de impuestos observada para individuos con patrimonios ultra altos, que ha sido de 7.5 por ciento en promedio por año (neto de inflación) durante las últimas cuatro décadas, y de la tasa impositiva efectiva actual para los multimillonarios, equivalente a 0.3 por ciento de su riqueza”, agrega el informe.
Zucman destacó que una piedra angular para que pueda funcionar el complemento al impuesto a la riqueza se cuenta en la identificación de los propietarios reales de los activos. Las investigaciones muestran que aproximadamente la mitad de la riqueza de los multimillonarios son acciones de empresas que cotizan en bolsa y la otra mitad son participaciones en grandes empresas privadas.
“Dado que la mayor parte de la riqueza de los multimillonarios se deriva de la posesión de acciones en empresas multinacionales, la mera inclusión de información sobre la propiedad real en los informes país por país (por ejemplo, enumerando a las personas que poseen más de 1 por ciento de las acciones) permitiría a las autoridades fiscales capturar la mayor parte de su riqueza, lo que facilitaría la aplicación de la ley”, contiene el informe.
Felipe Antunes de Oliveira, coordinador general de Asuntos Financieros Internacionales del Ministerio de Hacienda de Brasil, reconoció que “los tiempos” de la academia son distintos a los de las negociaciones políticas. No obstante, avanzó que el proyecto se ha hablado con algunos países del G20 y hay interesados en respaldar el documento técnico en la reunión del 25 y 26 de julio, en aras de avanzar la discusión sobre el impuesto a la riqueza.
La inmediatez no es algo que pase en este tipo de negociaciones de justicia fiscal. Hasta el último momento, todavía en la administración de Donald Trump, Estados Unidos retrasó la aprobación de un impuesto mínimo global a las grandes transnacionales, el cual fue aprobado en 2021 por 130 países, aunque su implementación apenas se cuenta en alrededor de tres decenas de países.
No obstante, el informe de Zucman –que fue solicitado por Brasil en febrero de este año– considera que, pese al tiempo que tomen los cambios, la progresividad de la tributación han sido históricamente un factor importante de la evolución de la concentración de ingresos y riqueza.
Por ejemplo, acota: “en los últimos 15 años, el secreto bancario se ha reducido mediante un mayor intercambio de información entre países. Como resultado, el Informe Global sobre Evasión Fiscal 2024 estima que la evasión fiscal en el exterior se ha reducido en un factor de aproximadamente tres en menos de 10 años”.