Ciudad de México. Con motivo del mes de la diversidad sexual, ayer se llevó a cabo la cuarta edición de la marcha lencha, en la Ciudad de México, con el propósito de celebrar a todas las lenchitudes: personas lesbianas, bisexuales, transexuales, no binarias, pansexuales y asexuales; además, condenar la lesbofobia y los crímenes de odio.
Lorena González, del comité organizador y una de las fundadoras de la movilización, declaró a La Jornada que uno de los principales objetivos (de la marcha) es visibilizar a las mujeres, así como a las personas que se relacionan con otras personas con vulva. No sólo en el tema de las relaciones sexoafectivas, sino también en el posicionamiento político
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Una enorme bandera con los colores que representan a la comunidad lésbica estuvo a la vanguardia de la movilización que partió del Ángel de Independencia al Monumento a la Revolución.
Movilización del orgullo, dominado por hombres gay
González explicó el porqué “las lenchas marchamos antes de la movilización LGBT+”, que se realizará el próximo sábado, se ha convertido en un espacio dominado por los hombres gay, entonces ¿dónde están las lesbianas y las bisexuales, y todas esas otras identidades que no se nombran?
Pasado el mediodía, el contingente multicolor avanzó al clamor de: “con pucha o sin pucha, lenchas en la lucha”, “lenchitud consciente se une al contingente” y libertad, libertad, Palestina libertad
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Las asistente exigieron vidas libres de violencia y que se establezcan acciones integrales, amplias y efectivas de prevención y atención, incluyendo aquellas relacionadas con el sexismo. También pidieron el retiro gradual de las fuerzas armadas de las tareas de seguridad pública, así como la capacitación de las fuerzas de seguridad en materia de derechos humanos.
Al abordar la situación en Palestina, axhortaron al Estado mexicano a imponer embargos y sanciones contra Israel hasta que cumpla su obligación de reconocer el derechos inalienable del pueblo de esa nación a la autodeterminación
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Concluyeron que la marcha es un “espacio de resistencia política que celebra las relaciones sexoafectivas entre mujeres y otras personas que experimentan la lenchitud.