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"Soy femenina, y ser mujer es una fuerza increíble": Anouk Aimée

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La histrionisa francesa y Marcello Mastroianni en una escena de 'La Dolce Vita'. Foto Europa Press
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Afp
19 de junio de 2024 08:20

París. Anouk Aimée, una de las actrices más icónicas del cine francés del siglo XX, murió ayer a los 92 años.

La intérprete de Un hombre y una mujerLola y La Dolce Vita falleció esta mañana, declaró su agente Sébastien Perrolat.

Su hija, Manuela Papatakis, expresó su inmensa tristeza por la muerte de su madre en un mensaje en Instagram: Estaba junto a ella cuando falleció esta mañana, en su casa, en París, escribió.

Anouk Aimée, cuyo nombre real se decía que era Françoise Dreyfus, nació el 27 de abril de 1932 en la capital francesa. Sin embargo, un diario francés retomó una entrevista hecha a la actriz, quien dijo: Mi verdadero nombre es Judith Dreyfus, a veces Nicole Dreyfus. No sé qué pasó, pero cuando era pequeña me decían Françoise y Fanchon. Hasta que me llamaron Anouk.

Cuando era niña todos le decían Fanchon. Fue hasta su debut en el cine, con 13 años, en la película de Henri Calef La maison sous la mer (1947), que empezó a llamarse Anouk, como su personaje. Para encontrar el Aimée del apellido hubo que esperar un poco más. Un año después, en el rodaje inacabado de La Fleur de l’âge, de Marcel Carné, fue el poeta Jacques Prévert el que, advirtiéndole que no podía quedarse con un solo nombre, añadió Amada, es decir, Aimée.

Aimée supo encarnar durante décadas la elegancia en el cine francés. Soy femenina, y ser mujer es una fuerza increíble, decía la artista, quien supo mantener su condición de estrella también en el teatro.

Saltó a la fama internacional con la película Un hombre y una mujer, galardonada con la Palma de Oro en el Festival de Cannes en 1966.

Ganó un Golden Globe a la mejor actriz y una nominación al Óscar por su papel en ese mítico filme de Lelouch, cuya melodía, Dabadabadá, dio la vuelta al mundo.

Con esta apasionada historia de amor entre una viuda y un piloto de carreras (Jean-Louis Trintignant) alcanzó el éxito a escala mundial, al igual que la banda sonora y el pegadizo estribillo de la canción principal: dabadabadá (que cantaban Pierre Barouh y Nicole Croisille).

Décadas después, en 2019, volvió a reunirse con Trintignant para rodar Los años más bellos de una vida,secuela dirigida por Lelouch.

A lo largo de su amplia carrera, Anouk Aimée trabajó con los más grandes del cine, como Bernardo Bertolucci, Vittorio de Sica, André Delvaux, George Cukor y Robert Altman.

Fue una inolvidable Lola para Jacques Demy, una mujer misteriosa para Federico Fellini en La Dolce Vita y en Ocho y medio. Para Anouk Aimée, que trabajó mucho en Italia, Fellini era el Mont Blanc del cine.

En 2003 recibió un Oso de Oro en Berlín por el conjunto de su obra. En 2006 Cannes le rindió un homenaje especial. Fue en ese festival donde ganó en 1980 el Premio a la Interpretación Femenina por Salto al vacío, de Marco Bellocchio.

Femme libre, non fatale

Anouk Aimée estuvo casada con el cineasta Nico Papatakis, con quien tuvo una hija; con el cantautor Pierre Barouh (coautor, junto con Francis Lai, del dabadabadá), y con el actor británico Albert Finney.

Hay que ser femenina, insistía, no mantener (en la pareja) relaciones de poder con el otro.

Tuve la suerte de ser una mujer libre, pero nunca jugué a ser una mujer fatal, precisó.

Nacida el 27 de abril de 1932 en París, Judith o Françoise Dreyfus era hija de actores.

Adoptó el nombre de Anouk tras su primer papel en La Maison sous la mer de Henri Calef (1947), a los 13 años. Luego, siguiendo una sugerencia de Jacques Prévert durante otro rodaje, tomó el apellido Aimée.

Fue lanzada en 1949 por André Cayatte en Los amantes de Verona, luego encadenó películas como El telón carmesí (Alexandre Astruc), El hombre que veía pasar los trenes (Harold French) o Contraband Spain, codirigida en 1955 por Lawrence Huntington y Julio Salvador.

Robert Altman la llamó para su gran retrato de la moda parisina con Prêt-à-Porter, en 1994. En Estados Unidos filmó con Cukor y Lumet.

Anouk Aimée decía poder pasar mucho tiempo sin grabar. No sé venderme muy bien, soy alguien que espera. Necesito que me empujen, decía.

Aun así, participó en más de 80 películas..., pero rechazó el papel interpretado por Faye Dunaway en El caso de Thomas Crown (1968). Me proponían tantas cosas, me daba vértigo, ya no sabía, se justificó.

En teatro su gran éxito fue Love Letters, un diálogo epistolar del autor estadunidense Albert Ramsdell, que interpretó centenares de veces, con varios compañeros encima de las tablas: Bruno Cremer, Jean-Louis Trintignant, Philippe Noiret, Jacques Weber y Gérard Depardieu.

Para la televisión trabajó en adaptaciones de grandes textos literarios.

Aimée vivía en su casa parisi-na de Montmartre, rodeada de cintas de películas, de gatos y perros. Era una defensora de la naturaleza y de los animales.

 

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