Con 20 años de carrera profesional, que cumple este 2024, el tenor mexicano Javier Camarena (Xalapa, 1976), uno de los más importantes cantantes en el plano operístico internacional, reconoce que se encuentra en una etapa de transición
en términos vocales y artísticos.
Tengo 48 años y pues ya va sintiéndose la edad
, admite el aclamado intérprete en entrevista telefónica con La Jornada antes de viajar de Inglaterra hacia Japón como parte de la gira en la que la Royal Opera House de Londres presentará Rigoletto, de Giuseppe Verdi, los días 28 y 30 de junio. Cantará el rol del Duque de Mantua al lado de la soprano Nadine Sierra como Gilda y el barítono Etienne Dupuis en el papel titular, bajo la batuta de Antonio Pappano.
Estoy muy emocionado por estas funciones, con todo y las exigencias de ese papel. Es un título que he cantado un par de ocasiones; en diciembre lo hice en Madrid para el Teatro Real y ahora lo retomo de nuevo. Además, lo haré para el inicio de la próxima temporada, en mi debut en la Lyric Opera de Chicago.
Camarena, como se publicó el 8 de junio en estas páginas, tiene una intensa agenda en su cierre de temporada 2023-2024, lo mismo que en la apertura de la 2024-2025, durante la cual debutará en la citada casa de ópera de Chicago, entre septiembre y octubre; la Dallas Opera, en la segunda quincena de octubre, donde hará La traviata, de Verdi, al lado de sus compatriotas, el director Iván López-Reynoso y el barítono Alfredo Daza, y el Teatro San Carlos de Nápoles, en febrero de 2025, donde será el estreno de Romeo y Julieta, de Gounod.
–Cumple 20 años como cantante, ¿cómo llega a ellos y cuál es el estado de su voz?
–Estoy muy bien, cambiando ya mi repertorio. Estoy haciendo óperas un poco más ‘dramáticas’, con contenido mucho más potente en cuanto a emoción. En los últimos dos años he estado trabajando en ese ajuste, porque también las condiciones de la voz van cambiando. No es la misma que cuando debuté hace 20 años y hay que trabajar también con base en esos ajustes que va habiendo propios de la naturaleza.
Ha sido un tiempo de mucha observación, investigación y reconocimiento de mi voz para trabajarla de la mejor manera y seguir adelante con los compromisos que vienen. Esta temporada va perfilándose lo que podría ser mi repertorio en los próximos cinco o siete años.
–¿Hay una etapa cumbre para los cantantes de ópera?
–Totalmente. No lo parece, porque cantar, en general, se piensa que cualquiera puede hacerlo, pero es dar a tu voz un uso y, sobre todo, tratándose del cantante de ópera, dar un uso extraordinario a ese instrumento, que es parte del cuerpo; entonces, hay una serie de mecanismos musculares y físicos que uno tiene que aprender a trabajar, dominar, ejercitar, fortalecer, como requiere cualquier otro deporte.
Siempre he dicho que el canto es una actividad de alto rendimiento, porque lo es, y, como todo gran deportista, todos tienen un cenit y después viene la cuesta abajo. No sé si ya estoy cuesta abajo, pero sí que las condiciones cambian, se gana en algunos sentidos y hay cosas que se van resintiendo; por lo tanto, se trata de reajustar el instrumento a las nuevas características y trabajarlo de la mejor manera. Si fuera futbolista, todavía sería un muy buen delantero.
–¿Cuáles son sus metas ahora?
–Por tratarse de un momento de transición, las cosas cambian; en este ritmo de carrera, mi agenda se sigue organizando con mucho tiempo de anticipación. Hay compromisos que tienen que replantearse; hay cosas que hace cuatro o cinco años firmé para los próximos dos años y ya no están dentro de ese ideal. Lo que tengo que hacer ahora, y plantearlo como meta, es otro tipo de repertorio qué ofrecer, que sea adecuado hoy a las características de mi voz, para seguir haciendo las cosas bien y de forma cómoda, pero, especialmente, que me deje contento y satisfecho y me permita seguir dando todo en el escenario.
Uno de mis principales logros y satisfacciones es mantenerme vigente y activo, que los teatros sigan buscando mi trabajo para sus temporadas.
Los Messi de la ópera
–¿Cuál su percepción de la realidad mexicana actual? ¿Qué espera que ocurra en el país?
–Como cantante de ópera, me gustaría que el trabajo de tantos y tantos colegas que están haciendo un papel importante en el ámbito internacional sea un poco más reconocido; en muchos de los casos, son grandes ejemplos de lucha, de vida. En México, la idea de dedicarse a las artes, a la música, sigue sin considerarse realmente una profesión. Es un poquito triste esa parte.
“México es uno de los países que más tenores han dado a la historia de la ópera. Hoy sigue vigente el gran maestro Ramón Vargas, está Arturo Chacón, estoy yo, ha estado Rolando Villazón; hay una larga lista de grandes cantantes que han sido en muchas generaciones los Messi de la ópera. Sería bueno tener también esta parte de inspiración, de ejemplo de lucha.
“Lejos de partidos políticos, creo que es un gran logro para nuestro país tener ahora una mujer presidenta. Habla de una evolución importante como sociedad y eso me alegra muchísimo; hace por lo menos dos sexenios era impensable. Le deseo todo el éxito a la doctora Claudia Sheinbaum. Desearle éxito a ella es desearle éxito a nuestro país.
Espero que las promesas de campaña referentes al apoyo a la cultura, y sobre todo a la educación, sean lo que conformen sus prioridades, porque trabajar en ello es resolver problemas de raíz y creo tendría que ser un programa a largo plazo. Eso es lo que espero, y que esta realidad que se vive año con año de recortes presupuestales para el sector cultural, pues que ya no sea así.