Obbürgen. Decenas de líderes mundiales se reunieron el sábado en un destino turístico suizo para debatir cómo llevar la paz a una Ucrania devastada por la guerra, aunque las esperanzas de un avance real se vieron mermadas por la ausencia de Rusia.
Tres años después del inicio de la guerra, las partes beligerantes siguen tan distanciadas como siempre, mientras Kiev se aferra a sus exigencias de que Rusia abandone todo el territorio ucraniano del que se ha apoderado, Moscú persiste en su dura ofensiva, que ya se ha apoderado de amplias zonas del este y el sur de Ucrania.
A pesar de la ausencia de Rusia en la cumbre, el presidente de Ucrania, Volodymir Zelensky, predijo al principio que las conversaciones llevarían a “hacer historia”.
“Hemos conseguido devolver al mundo la idea de que los esfuerzos conjuntos pueden detener la guerra y establecer una paz justa”, declaró en una rueda de prensa junto a la presidenta suiza, Viola Amherd.
En su intervención posterior en la conferencia, Zelensky afirmó que la cumbre podría sentar las bases para un eventual final del conflicto.
“En la primera cumbre de paz, debemos determinar cómo lograr una paz justa, para que en la segunda podamos ya establecer un verdadero final de la guerra”, afirmó.
Los anfitriones suizos dijeron que más de 50 jefes de Estado y de gobierno asistirían a la reunión en el complejo turístico de Bürgenstock, que domina el lago de Lucerna. También se esperaban unas 100 delegaciones, incluidos organismos europeos y las Naciones Unidas.
Quién se presentaría y quién no fue uno de los aspectos más controvertidos de una reunión que, según los críticos, carecería de sentido sin la presencia de Rusia, que invadió Ucrania en febrero de 2022.
Aunque su país no asistió, el presidente ruso, Vladímir Putin, dio un inusual paso el viernes al exponer sus condiciones para poner fin a la guerra. Pero sus propuestas no incluían nuevas exigencias, y Kiev señaló que eran “manipuladoras” y “absurdas”.
Mientras la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, llegaba a la sede, los autobuses subían por una carretera de montaña que serpenteaba hasta el lugar, y la policía controlaba las identificaciones de los periodistas y los helicópteros transportaban a los invitados más destacados.
A la conferencia asistieron presidentes o primeros ministros de países tan lejanos como Reino Unido, Ecuador y Kenia, mientras que otras naciones como Turquía y Arabia Saudita enviaron a sus ministros de Asuntos Exteriores. En tanto, algunos países en vías de desarrollo importantes, como Brasil –que sólo asistía como observador–, India y Sudáfrica enviaron a funcionarios de menor rango.
China, que respalda a Rusia, se unió a decenas de países que no asistieron a la cumbre. Pekín ha dicho que cualquier proceso de paz requeriría la participación de Rusia y Ucrania, y ha planteado sus propias ideas para la paz.
El mes pasado, China y Brasil acordaron seis “entendimientos comunes” sobre una solución política a la crisis ucrania, y pidieron a otros países que los respaldaran y desempeñaran un papel en la promoción de las conversaciones de paz. Los seis puntos incluyen un acuerdo para “apoyar la celebración de una conferencia internacional de paz en un momento adecuado que sea reconocido tanto por Rusia como por Ucrania, con la participación equitativa de todas las partes, así como un debate justo de todos los planes de paz”.
Las tropas rusas, que controlan vastas franjas del este y el sur de Ucrania, han logrado avances territoriales en los últimos meses. Cuando el verano pasado se empezó a hablar de una cumbre de paz auspiciada por Suiza, las fuerzas ucranias habían recuperado recientemente grandes extensiones de territorio, sobre todo cerca de la ciudad meridional de Jersón y la septentrional de Járkiv.
Con el campo de batalla y la estrategia diplomática como telón de fondo, los organizadores de la cumbre han presentado tres puntos del orden del día: la seguridad nuclear, incluida la de la central eléctrica de Zaporiyia, ocupada por Rusia; la ayuda humanitaria y el intercambio de prisioneros de guerra; y la seguridad alimentaria mundial, que se ha visto interrumpida en ocasiones debido a la obstaculización de los envíos a través del mar Negro.
Esta lista de tareas pendientes, que incluye algunas de las cuestiones menos controvertidas, está muy por debajo de las propuestas y esperanzas expuestas por Zelensky en una fórmula de paz de 10 puntos a finales de 2022. Ese plan exigía la retirada de las tropas rusas del territorio ucranio ocupado, el cese de las hostilidades y el restablecimiento de las fronteras originales de Ucrania con Rusia, incluida la retirada rusa de la Crimea ocupada.
Putin, por su parte, quiere que cualquier acuerdo de paz se base en un borrador de acuerdo negociado en las primeras fases de la guerra que incluía disposiciones sobre el estatus neutral de Ucrania y límites a sus fuerzas armadas, mientras que retrasaba las conversaciones sobre las zonas ocupadas por Rusia. La presión ejercida por Ucrania para ingresar en la OTAN durante años ha irritado a Moscú.
Putin dijo el viernes a diplomáticos rusos y legisladores de alto rango que ordenaría “inmediatamente” un alto el fuego y comenzaría las negociaciones si Ucrania abandonaba su intento de ingresar en la OTAN y comenzaba a retirar sus tropas de cuatro regiones que Moscú se anexionó ilegalmente en 2022.