No hay datos precisos sobre las especies de aves afectadas ni de la cantidad de ejemplares muertos por las olas de calor que se han registrado en la mayor parte del territorio mexicano, coincidieron expertos en medicina aviar consultados por La Jornada.
Agregaron que la atención de la emergencia ha recaído mayoritariamente en la sociedad civil, sobre todo en biólogos y naturalistas, que de manera independiente han emprendido acciones para resguardar ejemplares disminuidos por el calor, como instalar bebederos en reservas naturales y áreas verdes de instituciones públicas y viviendas.
Fernando González-García, de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e integrante del Instituto de Ecología AC, dijo que en diversas partes del país se han multiplicado los episodios de aves que caen deshidratadas de los árboles y deben ser auxiliadas por humanos para tratar de restablecerse.
La emergencia ocurre desde la región de la Huasteca de San Luis Potosí, donde los pájaros se recuperan de la deshidratación en habitaciones con aire acondicionado, hasta la zona central de Veracruz, donde naturalistas han debido contratar pipas para rellenar embalses naturales y dotar de agua a los pájaros y resto de la fauna de la región.
“La mortandad de aves se debe al domo de calor que se encuentra sobre el país y a la escasez de agua, pero, a diferencia de los monos aulladores –otra especie que también registró mortandad por las altas temperaturas–, en este caso no tenemos datos precisos de la dimensión de la afectación”, subrayó el especialista.
Necesario, cambiar hábitos
Tras conocerse que en San Luis Potosí y Tamaulipas, donde temperaturas de 40 grados provocaron la muerte de loros y oropéndolas, investigadores del Instituto de Ecología decidieron prever y colocaron bebederos en las áreas verdes del plantel, en el Santuario del Bosque de Niebla, en la zona centro de Veracruz, y hasta en los techos de sus viviendas.
Las aves están en una situación muy adversa si consideramos las altas temperaturas, en combinación con la pérdida de hábitats, y la sequía
, dijo González-García, quien consideró: tenemos que sensibilizar a la población de esta circunstancia, para cambiar conductas, el consumo, la forma de vivir
.
Aurelio Molina Hernández, especialista en observación e identificación de aves en Pronatura y la Reserva Natural Xocotitla –esta última, en Paso de Ovejas, Veracruz dedicada a la conservación del colibrí Elisa (doricha eliza), especie endémica nacional, asentó que 2024 ha sido un año muy complicado debido a la escasez de agua.
Por ejemplo, en la reserva Xocotitla, de 106 hectáreas, debieron contratar una pipa para abastecer un embalse natural que se encontraba casi seco por la falta de lluvia y la evaporación debida a las altas temperaturas, con el fin de garantizar agua a la fauna de la región.
Los embalses naturales que tenemos sólo se llenan en temporada de lluvias, pero como los años de sequía han sido consecutivos más las olas de calor, el agua rápidamente se terminó, y hay que buscar alternativas, como el acarreo con vehículos en pipas o con caballos. La escasez en la zona es muy fuerte
, resaltó Molina Hernández.
Tras rellenar el vaso, el sitio se convirtió en una fiesta
: llegaron ejemplares de diversas especies: cardenales, calandrias, coas cabeza negra, rascones nuca canela, luises bienteveo y colorines morados para hidratarse. También se acercaron mamíferos que habitan en la zona.
El sitio se ha convertido en un santuario, un oasis, porque los animales se refugian y no se permite la caza.
En tanto, Mariemma Escorcia Quintana, veterinaria zootecnista por la UNAM y dedicada a la clínica de fauna silvestre con énfasis en medicina aviar, dijo que en la zona norte de Veracruz, donde las temperaturas han alcanzado 48 grados, han recibido ejemplares de loro mejillas amarillas, periquitos pecho sucio y crías de tecolote bajeño con signos de deshidratación.
“Esta ola de calor coincide con una etapa de nacimiento de diferentes especies de aves, lo que los hace mucho más susceptibles a debilitarse, porque se trata de individuos que están en aprendizaje de adaptación a la vida en libertad.
Cuando salen del nido tienen que aprender a buscar recursos alimenticios, agua y cuidarse de depredadores, y bajo estas condiciones de altas temperaturas y sequía, las especies están desplazándose más, para hidratarse o alimentarse, y eso los debilita mucho.
Escorcia Quintana, integrante de la Asociación de Médicos Especializados en Medicina Aviar en México, describió que un ave con golpe de calor presenta señales como estado de desorientación, alas caídas o extendidas y jadeo constante.
Lo mejor al identificar un pájaro en estas condiciones, dijo, es quitarla de los rayos directos del sol, sin provocar un cambio abrupto de temperatura, y llamar a un especialista, porque si se intenta forzarlos a comer o a beber se pueden ahogar.