Madrid. Francia está fracturada, dividida en dos grandes bloques de cara a las elecciones legislativas del próximo 30 de junio, que el Presidente Emmanuel Macron decidió convocar de forma adelantada ante los resultados de los comicios europeos del pasado domingo, en los que se registró un avance notable de la extrema derecha. La derecha tradicional de Los Republicanos, en un gesto imprevisto y polémico, decidió tender puentes con la formación liderada por Marine Le Pen, mientras que el conjunto de partidos de la izquierda -más de 30- decidieron unirse en una especie de “frente popular” para impedir lo que ya mucha gente ve como inevitable: el triunfo del partido ultraderechista Agrupación Nacional (RN).
En los comicios al Parlamento Europeo del pasado domingo, un 40 por ciento del electorado francés votó a formaciones políticas de extrema derecha, la mayoría a RN, pero también cerca de un diez por ciento a la fuerza todavía más extrema de Reconquista, del polémico Erick Zemmour. Ante esta situación, inédita en la Francia contemporánea, el Presidente Macron anunció el adelanto electoral en un mensaje a la nación. Y partir de ahí la maquinaria de los partidos se activaron para la crucial primera vuelta del 30 de junio y la segunda, que será el 7 de julio.
El líder de la derecha tradicional francesa Eric Ciotti, presidente del partido de los Republicanos y quien hasta ahora se había negado a tender puentes con Le Pen y su partido, ahora se mostró abierto a una posible “alianza” con RN y quien está llamado a ser su cabeza de lista en los comicios, Jordan Bardellá, quien en caso de que gane la derecha se podría convertir en el futuro primer ministro francés y compartir poder y decisiones con el Presidente Macron. Ciotti aseguró que “creo que el país no ha estado nunca tan necesitado de la derecha, espera actos de la derecha” y se mostró convencido de que esta alianza “no desnaturalizará” el espíritu tradicional de su partido.
Desde RN, su dirigente histórica Marine Le Pen se mostró convencida de que “tenemos una oportunidad histórica de permitir que el bando nacional vuelva a reconducir Francia. Para eso, debemos poder reunirnos y abrirnos a todos, de buena voluntad, los que son patriotas en desacuerdo con Emmanuel Macron para construir una mayoría estable”.
La respuesta de la izquierda fue inmediata, primero con protestas en las calles de varias ciudades, como París, Marsella y Rennes, y después con el anuncio de una alianza amplía de las fuerzas de la izquierda para hacer frente a “los racistas de la ultraderecha”. La coalición estará formada por la Francia Insumisa de Melenchon, socialistas, verdes y comunistas además de otros movimientos sociales y sindicales. En una carta en la anuncian su coalición, advierten de su “deseo de presentar un programa de rupturas sociales y ecológicas”.