“A lo largo de la existencia humana se han presentado varias propuestas de calendario, pero hasta nuestros días seguimos teniendo uno bastante torpe, cada tanto tenemos que hacerle agregados para corregirlo”, afirmó Luis Alberto Zapata González, director del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Durante la conferencia ¿Y si cambiamos el calendario?, realizada en el auditorio de la Unidad Académica Cultural de ese instituto, el especialista en formación de planetas y estrellas explicó que los calendarios “son el instrumento que nos permite ser conscientes de los ciclos astronómicos: el movimiento de la Tierra alrededor de éste da lugar a los años; el de rotación, a los días, y las fases lunares, a los meses”.
En la actualidad, el calendario gregoriano es el que se utiliza a nivel mundial; fue introducido por el papa Gregorio XIII en 1582 y está basado en el ciclo solar. El antecedente de éste es el juliano, que instauró el político romano Julio César, con base en el calendario egipcio, que tenía 366 días.
Agregó que en la época del papa Gregorio se percataron de que el calendario juliano tenía un desfase de 10 días, y se empezó a plantear hacerle un ajuste. Por ejemplo, el caso de Isaac Newton, quien según este calendario nació el 25 de diciembre de 1642 y de acuerdo con el gregoriano fue el 4 de enero de 1643.
Discrepancia con el año solar
Aunque los ajustes realizados en la época gregoriana dieron lugar a un calendario bastante preciso, tiene algunos desafíos por enfrentar y resolver, como corregir la discrepancia entre el año solar y éste, que añade un día cada cuatro años (excepto en los centenarios que son múltiplos de 400).
“Pero a pesar de este agregado, no se logra un ajuste completo al ciclo solar, lo que conduce a una acumulación gradual de error”, añadió el también especialista en moléculas complejas interestelares.
Otra deficiencia, conocida como desfase estacional, se da a largo plazo, “ya que el año gregoriano promedio (365.2425 días) no coincide exactamente con la duración del año solar tropical (unos 365.2422 días), lo cual resulta en un error acumulativo”. Por eso, cada 3 mil 323 años se debe hacer un ajuste.
El doctor en astronomía por la UNAM señaló que la fuerza de atracción que ejerce la Luna sobre la Tierra provoca que el movimiento de rotación cada vez sea más lento, “eso hace que los segundos del día no sean los mismos; entonces, corregir un día cada 3 mil 323 años no es un cálculo sencillo de hacer, porque hay que tomar en cuenta ese movimiento en su eje del planeta”.
Además, en el calendario gregoriano las estaciones del año están fijadas en fechas específicas y no reflejan necesariamente los cambios reales en el clima y la naturaleza. El año uno fue seleccionado de forma arbitraria para marcar el nacimiento de Jesús, pero otras culturas y religiones pueden tener sus propios sistemas con diferentes puntos de inicio.
“Hay algunas personas que han pensado en tratar de cambiar el calendario, organizarlo mejor, pero hasta ahora, lo que se ha hecho es más bien organizar los días, no tanto corregir los desfases”, sostuvo.
Zapata González destacó una propuesta realizada en 1902, llamada el calendario internacional perpetuo, “que tiene 13 meses, y el hecho de que tengamos un mes extra es muy interesante, porque vamos a tener meses de 28 días, no como ahora de 31, 30 y 28”.
En éste, el mes extra se llama Sol, y comienza después de junio, “cada mes, de 28 días exactos, empieza en lunes y termina en domingo. Otro aspecto interesante es que también se agrega un día cada cuatro años: el 29 de junio”.
Indicó que lo más complicado de poner en marcha un calendario de ese tipo sería el tema de las religiones. Por ejemplo, la Semana Santa se desfasaría totalmente, detalló.
Otra propuesta es el calendario mundial, de 1930, cuyo objetivo también es tratar de no agregar días cada cierto tiempo para corregir el desfase, aunque también va a seguir añadiendo los años bisiestos, señaló.
“Aquí se trata de organizar los días de manera diferente, tenerlos en 12 meses, pero en trimestres iguales, o sea, los primeros tres meses van a tener 31, 30 y 30 días, lo que se repite cada trimestre y así sucesivamente”.
Zapata González precisó que esto es un acierto, “porque si nosotros nos organizamos en trimestres o semestres, vamos a tener la misma cantidad de días. Sin embargo, en este caso como en los anteriores ocurre lo mismo: nunca encontramos cómo corregir los años bisiestos ni los desfasamientos”.
Explicó que tener un calendario perfectamente cuadrado es un reto muy grande. “El hecho de que el movimiento de rotación no embone perfecto con el de traslación siempre va a provocar este desfase, tiempos que debemos ir corrigiendo cada cierto tiempo”.
Zapata González admitió que pese a los problemas que tiene el calendario vigente, cambiarlo y que todo el mundo lo respete es muy complicado.
Concluyó: “casi todo el mundo utiliza el gregoriano, sólo hay algunos países en Asia, como India, Japón, Taiwán, y uno en Africa, Etiopía, que usan otro. Entonces si ustedes osan decir: ‘quiero cambiar el calendario actual, me temo que será algo complejo’”.