Ciudad de México. La bandera de México llegó por la calle 5 de mayo a bordo de un auto guinda alrededor de las cuatro de la tarde. Un equipo de trabajo, todos con camisetas guinda, descargaron cuidadosamente las partes de la asta, el pedestal, los lazos y la tela tricolor y echaron andar hacia el templete que se preparaba allá en esos momentos, al fondo de la plancha del Zócalo. Fue la primera señal de que sí habría fiesta de la victoria.
Desde el plantón de los maestros de la CNTE, cuyas carpas ocupan una cuarta parte de la plaza, se enlazaban los discursos con los reclamos por las demandas no cumplidas, la lista de agravios sin solución — Ayotzinapa, Nochixtlán, Samir Flores y tanto otros— los oradores también felicitaron al pueblo de México por esta jornada electoral y anticipaban que seguirían reclamando a aquella que dentro de algunas horas cruzaría por ahí para dirigirse a la ciudadanía como ganadora de las elecciones. “Nuestra lucha va a seguir”.
Frente al Palacio Nacional se alistaba un templete. Los pacientes periodistas ocupaban ya sus puestos en la tarima de prensa. Y con toda la calma del mundo, los marchantes empezaban a desplegar sus puestos con la parafernalia típica de los morenistas.
Unos cuantos ciudadanos se acercaban más en plan de paseo, de comer helados o esquites, que en plan manifestación de la victoria.
Pero para los adelantados no había ya duda. Mónica y sus amigas empezaron a hacer pequeños montajes fotográficos con una muñequita de cola de caballo como si ya estuviera hablando en el templete.
Mientras, en los cuarteles de los partidos políticos se movían las fichas y a partir de las seis de la tarde todos salieron a proclamarse ganadores. Únicamente el equipo de la candidata Clauia Sheinbaum se contuvo.
Entretanto, la plancha de concreto del Zócalo, que había reverberado de calor las primeras horas de la tarde, empezó a dar tregua en la medida en la que el crepúsculo refrescaba. Todavía a ritmos muy lentos la gente caminaba y daba la vuelta por el asta bandera, paciente. Cinco de mayo, Tacuba y Cinco de febrero se cerraron al tráfico. 20 de noviembre y Pino Suárez se mantuvieron cercadas impidiendo el paso de peatones para evitar tumultos donde permanecen las carpas de las organizaciones que acompañan en el plantón a los docentes: el frente de organizaciones indígenas, la asociación de artesanos de la ciudad indígenas de la ciudad de México, los triquis oaxaqueños del MULTI y algunas otras.
A las ocho de la noche ya estaba todo listo: las pruebas de sonido, las pantallas, los drones. Y poco a poco las columnas humanas arribando al corazón de la ciudad de México se iban engrosando. Las dudas se iban despejando en la elección presidencial: Claudia Sheinbaum aventajaba dos por uno a su contrincante Xóchitl Gálvez. Pero en la ciudad capital, el alma de las bases morenistas todavía pendía de un hilo.