Pachuca, Hgo. Por las calles del centro de Pachuca, más de una tienda de abarrotes anuncia que hay escasez de hielo. Algunos comerciantes intentan mantener helados los refrigeradores, pero no alcanza, porque tienen el tiempo en contra. "Recuerden que hay ley seca por las elecciones, jóvenes", grita un señor desde la caja de cobro en referencia a la jornada electoral que se llevará a cabo este domingo. Las protestas se reproducen en en cuestión de segundos. "Hoy juegan los Tuzos, ¿cómo no va a vender alcohol?".
La final de la Concacaf Copa de Campeones genera este estado de ebullición. Hay familias enteras que viajan desde pueblitos y municipios lejanos para acompañar al club que los representa desde chicos. "No sé cómo voooy, no sé cómo veeengo. Sólo sé que te vengo a alentaaar", canta un grupo de hinchas con la camiseta a rayas y la bandera de los Tuzos, a pocas horas de definir el título de la región ante el Columbus Crew de la MLS.
Si una fiesta está incompleta sin una bolsa de hielos, ellos se los inventan. "Lleve de una vez el sello de los campeones", ofrecen varios vendedores a la altura de los semáforos, con un rodillo y una base de madera que tiene el escudo del Pachuca y la leyenda "Campeón". Su nivel de confianza radica en las cinco finales anteriores que disputaron en Concacaf, las cuales ganaron de forma consecutiva.
Ya en los alrededores del estadio Hidalgo, un pequeño grupo de seguidores del Columbus Crew muestra camisetas de un jugador conocido en la Liga Mx, el argentino Lucas Zelayarán, ex de Tigres. "Where are our seats? (¿Dónde están nuestros asientos?), preguntan con un acento que confunde a los elementos de seguridad. "Por allá", les responden, indicándoles su sitio con las manos. Aunque no llegan a ser más de 100 personas, su ingreso produce curiosidad entre los locales.
"Buena suerte", les desea un aficionado estadunidense en un ambiente de camaradería. A pesar de la tensión que suele ser propia de estos partidos, ninguna expresión rebasa los límites. "Con hielos o sin hielos, hoy celebramos en el reloj". Más que una advertencia , aquel mensaje sirve de preámbulo para los 90 minutos que están por venir.