Ciudad de México. Tras una larga travesía, la caravana migrante arribó esta mañana a la Basílica de Guadalupe.
Después de largos días de ruta por el sur del país, que atravesaron totalmente a pie, los migrantes llegaron al templo del Tepeyac a las 10:00 de la mañana. Entraron a misa “y recibimos la bendición del padre”, dice Yessi, originaria de Honduras.
Sus rostros denotan el agotamiento del largo trayecto que iniciaron desde Tapachula, Chiapas, a finales del mes de marzo.
Visiblemente exhaustos, a las afueras de la Basílica toman un descanso tendidos sobre el piso y se quitan los zapatos, tenis o sandalias que dejan al descubierto las llagas en los pies, consecuencia de los miles de kilómetros recorridos.
Se apostaron bajo la sombra de las intensas temperaturas que en las últimas semanas en la Ciudad de México han superado los 30 grados. Otros más se alimentan con comida enlatada, y otros juegan con sus niños.
Se trata de decenas de hombres, mujeres y niños -de acuerdo a sus propias cifras son 400 los migrantes que conforman la caravana-, soñadores en busca de mejores condiciones de vida. José, hondureño, dice que salió de su país porque “la economía está mal y quiero un mejor trabajo que permita mantener a mi familia”.
La llegada de las personas migrantes, la mayoría de ellos de Centroamérica, se dio después de que ayer atravesaron el municipio de Texcoco, en el Estado de México; pernoctaron sobre el camellón de la avenida 602, en la alcaldía Gustavo A. Madero y este mañana iniciaron su recorrido a la Basílica de Guadalupe.
Un par de horas después de su arribo, los migrantes se trasladaron a la zona adyacente a la plaza comercial donde venden artículos religiosos, debido a que en la explanada de la Basílica ya no hay un espacio de sombra.