Japón, Francia, Alemania, Estados Unidos y otros países ricos están obteniendo miles de millones de dólares en retornos económicos de un programa global destinado a ayudar al mundo en desarrollo a lidiar con los efectos del cambio climático, según muestra una revisión de Reuters de datos de la ONU y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Las ganancias financieras se dan como parte del compromiso de los países desarrollados de enviar 100 mil millones de dólares al año a los países más pobres para ayudarlos a reducir las emisiones y hacer frente a los fenómenos meteorológicos extremos.
Al canalizar el dinero del programa de vuelta a sus propias economías, los países ricos contradicen el concepto ampliamente aceptado de que deben compensar a los más pobres por su larga historia de contaminación que avivó el cambio climático, dijeron a Reuters más de una docena de analistas de financiación climática, activistas, exfuncionarios y negociadores del clima.
Los países ricos han prestado al menos 18 mil millones de dólares a tasas de interés de mercado, incluidos 10 mil 200 millones de dólares en préstamos concedidos por Japón, tres mil 600 millones por Francia, mil 900 millones por Alemania y mil 500 millones por Estados Unidos, según el estudio de Reuters y Big Local News, un programa de periodismo de la Universidad de Stanford.
Las condiciones no son las habituales de los préstamos para proyectos relacionados con el clima y otros de ayuda, que suelen tener un interés bajo o nulo.
Al menos otros 11 mil millones de dólares en préstamos -casi todos de Japón- exigían a los países receptores que contrataran o compraran materiales a empresas de los países prestamistas.
Reuters identificó al menos 10 mil 600 millones de dólares en subvenciones de 24 países y de la Unión Europea que, de forma similar, exigían a los receptores que contrataran a empresas, organizaciones sin ánimo de lucro u organismos públicos de países concretos -normalmente del donante- para realizar el trabajo o suministrar los materiales.
Ofrecer préstamos climáticos a las tasas del mercado o condicionar el financiamiento a la contratación de determinadas empresas significa que el dinero destinado a los países en desarrollo vuelve a los países ricos.
Analistas dicen que las subvenciones que obligan a los beneficiarios a contratar a proveedores de los países ricos son menos perjudiciales que los préstamos con esas condiciones porque no exigen una devolución. A veces son incluso necesarios, cuando los países receptores carecen de los conocimientos necesarios para prestar un servicio. Pero otras veces, benefician a las economías de los donantes a expensas de las naciones en desarrollo.
La situación socava el objetivo de ayudar a los países vulnerables a desarrollar la capacidad de resistencia y la tecnología necesarias para hacer frente al cambio climático, señalaron las fuentes climáticas y financieras.
“La financiación de la lucha contra el cambio climático no debe ser una oportunidad de negocio”, dijo Liane Schalatek, directora asociada de la sección de Washington de la Fundación Heinrich-Boll, un grupo de reflexión alemán que promueve políticas medioambientales. Debe “servir a las necesidades y prioridades de los países en desarrollo receptores”.
Muchos de los préstamos y donaciones condicionados que examinó Reuters se contabilizaban en el compromiso de los países desarrollados de enviar 100 mil millones de dólares al año para 2020 a los países más pobres, perjudicados de forma desproporcionada por el cambio climático.
Asumido por primera vez en 2009, el compromiso se reafirmó en el acuerdo climático de París de 2015. Entre 2015 y 2020 se pagaron unos 353 mil millones de dólares, lo que incluía 189 mil millones de dólares en pagos directos de país a país, en los que se centró el análisis de Reuters.
Más de la mitad de ese financiamiento directo -alrededor de 54 por ciento- llegó en forma de préstamos en lugar de subvenciones, un hecho que molesta a algunos representantes de países en desarrollo endeudados como Ecuador, que dicen que no deberían tener que hipotecarse más para resolver problemas causados en gran medida por el mundo desarrollado.
Al mismo tiempo, según varios analistas, los países ricos están exagerando sus contribuciones a la promesa de 100 mil millones de dólares, porque una parte de su financiamiento climático vuelve a casa a través de reembolsos de préstamos, intereses y contratos de trabajo.
La ONU ha calculado que se necesitan al menos 2.4 billones de dólares al año para cumplir los objetivos del acuerdo climático de París, que incluye evitar que la temperatura promedio mundial aumente más de 2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales.
La OCDE calcula que las naciones ricas canalizaron al menos 164 mil millones de dólares hacia la promesa de financiamiento climático a través de instituciones multilaterales -aproximadamente 80 por ciento prestado- entre 2015 y 2020, además de las contribuciones directas de los países.
Reuters no pudo determinar el porcentaje de esos préstamos que conllevaban tasas de interés de mercado o condiciones de contratación, debido a lo irregular de los informes de los grupos multilaterales.