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Ciudad perdida

20 de mayo de 2024 07:46

Si tuviéramos que explicar qué fue lo que sucedió ayer en el ámbito de lo político electoral con la oposición al gobierno, tendríamos que decir que se trató del ensayo general de la derrota.

Desde muy temprano, entre contradicciones que llevaban a la confusión de los asistentes que no se parecían ahora a los que siempre acudieron al llamado de las organizaciones supuestamente ciudadanas –ahora sabemos que siempre estuvo Acción Nacional detrás del movimiento–, empezó el reparto de sombrillas con el logo del PAN y la agresión en contra de maestros, a quienes se quería extirpar de la plancha de la Plaza de la Constitución con el grito falaz de: el Zócalo es de todos, menos de los maestros.

Claudio X, como mago frustrado, arribó a la plancha desde muy temprano en busca de micrófonos para declarar que no se trataba de una movilización panista, sino de que ellos habían invitado a la señora X y a Santiago tajada, los candidatos azules que admitieron, sin vergüenza, al ser descubiertos por una que fue militante panista hasta hace muy poco, haber financiado y organizado, por ejemplo, las marchas ciudadanas por la defensa del INE, lo que a todas luces restó personal a la concentración.

En las calles de Reforma se extrañó el paso de las mascotas elegantes y su amos de buen ánimo, tan cronicadas y fotografiadas en eventos pasados, mientras en los restaurantes y cafés de la Del Valle y Narvarte las colas para conseguir una mesa para el desayuno tenían tardanza hasta de 30 minutos.

Algunos, que de ninguna manera aceptaban dar su nombre y que no se sentían panistas pero que habían asistido a las marchas rosas anteriores, se declararon engañados. De todas maneras íbamos a votar por el PAN, pero así no se vale. Ahora ni marcha ni PAN. Son unos tramposos, igual a los otros.

Luego vino el debate y de forma increíble la señora X –nos corrigieron y nunca vendió gelatinas–, se convirtió en la defensora de García Luna, lo que daba idea de qué tan desesperados estaban los azules, pero Gálvez apostó a tratar de limpiarle la cara al policía que consintió la DEA y que hoy está en la cárcel de Estados Unidos.

Pero la debacle vino cuando al proponer algunas cosas, sólo pudo apoyarse en los programas que funcionan desde el gobierno y cada una de su ideas, por eso, se veían salpicadas de Morena.

Ya no había nada qué decir, pero en el colmo del odio y la vulgaridad la señora candidata del Prian usó la creencia religiosa como arma en contra de Claudia Sheinbaum, sin que eso tuviera algún respaldo en los temas pactados para el debate.

Desde luego, los acólitos de la derecha tratarán de engañar a la gente desde cada una de sus esquinas, que casi son todas, para declarar sin bases, sin datos y sin vergüenza que fue la derecha panista la que salió mejor librada, aunque la realidad sea muy diferente.

Por lo pronto, hay que decir, porque así pasó, que la señora Sheinbaum se mostró de todas formas como una verdadera dirigente: segura y sólida. No se debe hacer de lado a Máynez, y debemos explicar que sus propuestas se diferenciaron de las de la señora X porque eran claras e informadas y sin mentiras desesperadas, y la señora Gálvez volvió a perder la cabeza y todo lo demás…

Así terminó el tercer debate, con la defensora, la abogada de Genaro García Luna casi en la promesa de buscar la libertad del sujeto. ¡Ups!

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No se trata de ignorar lo que se ha venido mostrando desde hace ya un buen rato y que ya no parece tener remedio. Se dice que sin perder el gobierno central Morena perderá en 10 alcaldías, lo que nos habla de que ganar no es gobernar. Es todo.

 
 

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