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Otro futbol es posible: el St. Pauli regresa a la Bundesliga

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Más de una década después, el escudo de la calavera cruzada por unos huesos regresa a la élite del balompié. Foto Afp
15 de mayo de 2024 10:16

Otro futbol es posible. Esta es una declaración política del único club que se manifiesta como de izquierda en el deporte, el St. Pauli de Hamburgo, que regresó este domingo a la Primera División de Alemania después de más de una década en la segunda categoría. Un conjunto rebelde y antisistema, internacionalista y antirracista, en lucha contra la discriminación como establecen sus estatutos, en favor de la diversidad de género y de toda forma de minoría. En esta organización con seguidores en todo el planeta se entiende el balompié como un acto ligado a la comunidad y, por tanto, con un fuerte compromiso solidario. Es decir, insiste en el contenido político de toda actividad humana, incluido el futbol. Esta identidad tan contrastante en un espectáculo donde predominan los intereses de grandes capitales que refuerzan el statu quo, le ganaron la fama de ser el faro contestatario del deporte.

Si la premisa es que otro futbol es posible, hace una semana, durante el clásico de la ciudad contra el Hamburgo SV, ondeaba en las gradas del estadio una pancarta monumental que rezaba: St. Pauli es la única posibilidad.

El emblema también rompe con la hegemonía de la heráldica deportiva. Si los escudos de los clubes tienen algo de pretensión monárquica, el St. Pauli ostenta una calavera cruzada por unos huesos sobre un fondo negro, obvia referencia a los piratas que provocaban terror entre los reinos, porque es la cruzada de los pobres contra los equipos ricos, explicaba Sven Brux, líder de las hinchadas del equipo. Este ícono se convirtió en una seña de identidad no sólo para seguidores del conjunto en Hamburgo, sino también una declaración en otras subculturas como los punks, okupas y en los bloques anarquistas de todo el planeta.

De Alemania a Nezahualcóyotl

La imagen que alude a los bucaneros se multiplica en camisetas y parches que desfilan en conciertos de hardcore en Ciudad Nezahualcóyotl o en los pasillos del Tianguis Cultural del Chopo en Ciudad de México, es común en conciertos punk o ska en Lima, Buenos Aires o Barcelona. El grupo mexicano Panteón Rococó incluso fue invitado para interpretar el tema El corazón de St. Pauli como parte de los festejos por el aniversario 109 del equipo.

Es una isla en medio de un espectáculo que es manejado por empresas claramente de derechas y que sostienen esos valores desde esa perspectiva ideológica capitalista, cuenta a La Jornada Ángel Cappa, ex director técnico argentino y analista que previene sobre las trampas del capitalismo para desligar la política del futbol.

“Es un faro contestatario en un mundo donde se extiende la mentira de que el deporte no se mezcla con la política y devuelve una mirada necesaria al futbol. La mayor trampa es pensar que el deporte no debe contaminarse con la política, pero que un club como el St. Pauli regrese a la Primera División alemana, a esa donde juegan los poderosos Bayern Múnich y Borussia Dortmund –protagonistas en esta Liga de Campeones de Europa–, no sólo es aire fresco, sino que nos recuerdan asuntos que cobran mayor relieve en este gran escaparate.”

Dicen que origen es destino. El barrio de St. Pauli en Hamburgo tiene profundas raíces proletarias y de exclusión social. Los primeros habitantes en el siglo XVII, trabajadores y comerciantes, se mezclaron con multitudes de excluidos, aquellos que las autoridades de aquel entonces consideraron indeseables como a los indigentes, enfermos y trabajadoras sexuales. En ese caldo de cultivo surgió uno de los clubes más a contracorriente del futbol mundial. Fundado de manera oficial en 1910, precisamente en un día como hoy pero de ese año; sin embargo, con antecedentes que se remontan varias décadas atrás en el siglo XIX y por lo cual la imagen oficial del club dice: No establecido hasta 1910.

La esencia solidaria y comunitaria del equipo se desarrolla en la asociación de seguidores que promueve el acceso para practicar deporte de forma gratuita, un proyecto dirigido a grupos con riesgo de exclusión social o en condiciones económicas desfavorables. También en el padrinazgo que ejercen con equipos integrados por migrantes. Además tienen programas de educación para jóvenes y niños en los que se promueven los valores del respeto a todas las minorías, empatía con la migración, contra el sexismo y la homofobia.

Heroicos perdedores

A pesar de que han ascendido a la Bundesliga en otras ocasiones, su permanencia siempre ha sido efímera. Hay un encanto romántico en un club que promueve la esencia del juego y el compañerismo por encima del culto al triunfo. Por eso los han llamado los heroicos perdedores y eso también influyó en que se convirtiera en un equipo de culto, como refieren Natxo Parra y Carles Viñas en St. Pauli: Otro futbol es posible, (Capitán Swing, 2017). Además jugó un papel determinante en la identidad colectiva la incidencia de los movimientos autónomos como los okupas y el punk en los años 80.

Marcos Roitman, autor junto con Ángel Cappa del libro Futbol y Política (Akal, 2022), trae sobre la mesa un momento actual y decisivo para la identidad del club. La ausencia de una condena contra el genocidio en Gaza por el Ejército de Israel. Si bien asegura que no atenta contra la historia simbólica del equipo y sobre todo contra la honestidad de su hinchada internacional, sí coloca a la dirigencia en una encrucijada que contradice el discurso de la institución.

La directiva del St. Pauli condenó las acciones de Hamas del 7 de octubre de 2023. Sin embargo, desde entonces no se ha declarado contra la devastación de la población civil palestina, algo que la hinchada internacional no les perdona.

Es muy fácil declararse de izquierda cuando no se tiene que tomar una decisión importante, dice Roitman a La Jornada. Gaza es un punto de inflexión para la directiva del equipo, porque exhibe los límites donde se mueve el discurso progresista. Nos muestra también que este equipo que asciende de categoría no es el mismo que aquel donde se construyó la esencia del club, el ethos fundacional del St. Pauli.

Sin dejar de lado las contradicciones, escribió Quique Peinado en su libro Futbolistas de izquierdas, (Fuera de ruta, 2022) que el St. Pauli fue una utopía que intentó cambiar el futbol profesional y de eso sólo ha quedado un mito. El mismo autor, sin embargo, también asienta que ser el faro contestatario del deporte que más ha hecho por arrasar a los que van a contracorriente tiene un mérito incuestionable. Y en esto último hay multitudes que lo avalan.

 
 

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