Moscú. Al comparecer este lunes ante los miembros del Comité de Asuntos Internacionales del Consejo de la Federación (Senado), que por ley tienen que recomendar a sus compañeros de la cámara alta ratificar a Serguei Lavrov, propuesto por el presidente Vladimir Putin para seguir como ministro de Relaciones Exteriores, el canciller de Rusia desde hace 20 años y dos meses advirtió a Occidente que “si quiere (resolver el conflicto de Ucrania) en los campos de batalla, de ese modo será”.
Pero no se trató de un discurso belicista para amenazar a Estados Unidos y sus aliados que apoyan militar y financieramente a Ucrania, sino más bien de una forma de terminar con efecto la única pregunta de un senador que la cancillería considero conveniente hacer del dominio público de la comparecencia celebrada a puerta cerrada.
Y la pregunta se refería a si la conferencia que convoca Occidente sobre Ucrania, a celebrarse en junio siguiente en Suiza, representa un peligro potencial para los intereses de la política exterior rusos y cómo piensa contrarrestar “las intenciones destructivas del régimen de Kiev y sus patrocinadores foráneos”.
En la parte medular de su respuesta, Lavrov señaló: “Todos los que pretenden derrotar a Rusia en el campo de batalla sin abandonar los métodos diplomáticos, como ellos dicen, ya están hablando desde hace mucho sobre la conferencia. Sin embargo, esos métodos diplomáticos, y la conferencia en Suiza no es una excepción, sólo continúan el llamado proceso de Copenhague y se limitan a formular un ultimato a Rusia”.
Para que quedara claro el jefe de la diplomacia ruso enfatizó: “Nos quieren tratar como si fuéramos un mal estudiante, puesto en aprietos al no poder responder las preguntas de los sinodales, que deciden todo entre ellos, luego lo llaman y anuncian que está reprobado: no se puede tratar así a nadie, menos a nosotros”.
Lavrov hizo un repaso de las iniciativas para lograr un arreglo político del conflicto, formuladas por China, Sudáfrica, Brasil, la Liga Árabe, entre otras, y destacó que “la china es la más completa, ya que hace hincapié en detectar primero las causas del problema y, después, en buscar entendimientos para erradicarlas”.
Concluyó así: “Si Occidente quiere combatir en los campos de batalla, es su derecho. La razón está de nuestro lado. Si quiere (resolver el conflicto de Ucrania) en los campos de batalla, de ese modo será”.
Entre tanto, Rusia continuó este lunes la ofensiva que inició el viernes anterior en la parte nororiental de la región de Járkov, colindante con su territorio, con ataques incesantes, al menos once antes del mediodía, con la intención de entrar en Vovchansk, la localidad más importante de esa zona fronteriza, que se encuentra a tan sólo 5 kilómetros del territorio ruso y antes del conflicto armado tenía cerca de 20 mil habitantes.
Desde el viernes, tras adentrarse entre 5 y 6 kilómetros en territorio ucranio en una franja de 30 kilómetros de ancho, el ejército ruso ha puesto bajo su control un cierto número de pequeños pueblos entre la frontera y Vovchansk, difícil de determinar por la información contradictoria que proporcionan ambos bandos que no cejan de reportar constantes ataques y contraataques y aseguran estar causado bajas masivas al enemigo.
Por otro lado, se confirmó este lunes la destitución de Yuri Galushkin, quien era el jefe táctico-operativo del ejército ucranio en la región de Járkov. A partir del sábado, el día después de que el ejército ruso pudo romper la primera línea de defensa y abrir un nuevo frente, asumió el cargo su segundo, Mikhailo Drapati.
En la prensa ucrania se dio a entender que Galushkin no ordenó levantar fortificaciones de defensa adecuadas entre la frontera y Vovchansk, lo que permitió el avance de las tropas rusas, acusación que la administración militar de Járkov rechazó al aclarar que sí se construyeron, pero de una densidad menor que en otras zonas debido al permanente fuego de artillería ruso.
Mientras el mando ruso aspira a tomar cuanto antes Vovchansk, a 70 kilómetros de la ciudad de Járkov, el ucranio busca frenar los ataques al reforzar la zona con unidades movilizadas desde otras partes del frente, en espera del armamento de largo alcance foráneo que está por llegar a Ucrania.