Nueva York y Washington. Un consigliere de Donald Trump testificó en su contra en el juicio criminal -el primero en la historia contra un ex presidente- al ofrecer detalles de cómo manejó el encubrimiento de pagos a una estrella de pornografia para evitar daños a la primera campaña electoral del acusado, unas 48 horas después de que el candidato republicano declaró ante miles que él es el único que puede salvar al país de la “izquierda radical” y los inmigrantes.
El ex abogado personal y operador de Trump, Michael Cohen, es el testigo estrella -junto con la actriz de pornografia Stormy Daniels que testificó la semana pasada- en el juicio criminal de Trump que continúa esta semana en un tribunal en Manhattan. Declaró en el interrogatorio de una fiscal que entre sus servicios que brindaba a Trump cuando era su leal operador eran “bulear” y “mentir”, y que su jefe estaba enterado de todas las operaciones para pagar 130 mil dólares a Daniels y otros 150 mil a una modelo de Playboy para comprar su silencio. Recordó que a Trump le preocupaba el impacto electoral de los alegatos de Daniels de que tuvieron sexo una noche en 2006, y que sostuvo una relación de 9 meses con la modelo, todo mientras estaba casado, ya que “las mujeres me odiarán” y sería “desastroso”. Su jefe le ordenó, “resuélvelo”.
Los fiscales acusan que cuando Trump le reembolsó el dinero que le pagó Cohen a Daniels, en 2017, esos fondos fueron clasificados como “gastos legales” lo cual violaba la ley electoral porque en realidad fueron gastos con fines políticos, de ocultar información del electorado. El caso y los 34 cargos criminales contra el ex presidente giran en torno a eso. Cohen continuará testificando este martes.
Mientras tanto, Trump está realizando su campaña electoral desde un tribunal que sesiona cuatro días a la semana, utilizando ese escenario diariamente para acusar ser víctima de un proceso legal políticamente motivado para descarrilar su candidatura. Desde ahí y sus mítines en los fines de semana, sigue repitiendo su mensaje sobre un país capturado por “la izquierda radical” y amenazado por inmigrantes que están “invadiendo” al país y “envenenando la sangre” de Estados Unidos.
Y por ahora, a pesar de los juicios y otros procesos en su contra, no está perdiendo. De hecho, las encuestas nacionales registran un empate entre Trump y el presidente Joe Biden. Más aún, este fin de semana tuvo más buenas noticias: Trump está ganando en cinco de seis estados claves -los que determinarán el resultado final- y tiene una ventaja de por lo menos 7 puntos en cuatro de ellos, según una encuesta del New York Times/Siena College.
Para nutrir la alarma entre los promotores de Biden, esa encuesta registró que está perdiendo cada vez más apoyo entre sectores que tradicionalmente votan por los demócratas. Está más o menos empatado con los votantes menores de 30 años -un grupo que los demócratas siempre han ganado por más de 18 puntos en elecciones recientes, También está más o menos empatado entre los latinos, otro grupo que los demócratas han ganado por un margen de por lo menos 23 puntos desde 2004. Y tiene el apoyo de un 63 por ciento de los afroestadunidenses, sector que ha apoyado a los demócratas históricamente con por lo menos 80 por ciento de su voto.
Más aún, el sondeo encontró que el descontento sobre la economía, su manejo del tema migratorio y de la guerra en Gaza entre los votantes jóvenes, latinos y afroestadunidenses “amenazan con deshilar la coalicion demócrata del presidente” que requiere ese el electorado para ganar su reelección.
Pero aparentemente los estrategas de Biden están apostando a que varios de estos sectores, al llegar el momento de votar, no lo harán por Trump (un racista, antimigrante, anti-aborto y mucho más sionista que el presidente).
Otros, como Mark Penn, el veterano encuestador demócrata y presidente de la Encuestadora Harris, cree que Biden necesita girar más hacia la derecha para captar al voto centrista que oscila de elección a elección en sus preferencias. Para logarlo, opina en un artículo del New York Times, debe enfatizar que no incrementará impuestos, que no impondrá regulaciones ambientales estrictas a automóviles, y que promoverá medidas de inmigración que muestran compasión para los que ya están aquí pero que cerrarán la frontera a los demás, y una postura aún más leal a Israel.
Lo más relevante en esta coyuntura electoral a unos seis meses de los comicios, es que las encuestas siguen mostrando que la preferencia de la mayoría del electorado es ninguno de estos dos. La mayor queja es que ambos están demasiado viejos. Ademas hay un hartazgo con no sólo los candidatos sino con todas las principales instituciones políticas del país. En el sondeo del Times/Siena, casi un 70 por ciento de los votantes opina que el sistema político y económico necesitan un cambio mayor.
Mientras tanto, las campañas se aceleran, con más ataques personales. “Queda claro que cuando perdió en 2020, algo se quebró en su cabeza, está claramente trastornado… Solo escuchen lo que le dice a la gente”, comentó Biden en un acto de campaña para recaudar fondos.
Trump pareció corroborar lo dicho por Biden este fin de semana en un enorme mitin de campaña en Nueva Jersey, donde de la nada declaró, textual: “Pero Hannibal Lecter. Felicidades, al gran difunto Hannibal Lecter. Tenemos a gente que está siendo liberada dentro de nuestro país que no queremos en nuestro país, y están ingresando sin verificación, totalmente sin ser vetadas”. De nuevo prometió que en su primer día, “sellaré la frontera, frenaré la invasion”
Tampoco quedó claro si Trump sabe que Lecter es un personaje ficticio, el asesino en serie y caníbal, en la película El silencio de los corderos. Y la película no se dedica al tema migratorio, sino es un thriller muy estadunidense con un guión superior -ganó un Óscar- al de esta contienda electoral.