Morelia, Mich. El gobernador del estado Alfredo Ramírez Bedolla dijo que La Fiscalía General del estado de Michoacán debe reabrir el caso y dar con los presuntos responsables de la muerte del ambientalista Homero Gómez González.

En conferencia de prensa, dijo que el mandatario estatal recordó que este trabajo recién publicado está basado en hechos reales sobre la muerte del activista, y pese a que fue en diciembre de 2020, “ha generado suspicacia porque apareció ocho o nueve días después de que ocurrió el deceso y no ha sido aclarado, por lo que no puede quedar impune”.

Es necesario reabrir la investigación y dar con los responsables, “que se aplique la ley, porque todos sabemos cómo sucedieron los hechos, lo encontraron en el mismo lugar donde estaba conviviendo ese día, la búsqueda fue intensa y lo encontraron nueve días después”.

Homero Gómez desapareció el 14 de enero de 2020, y nueve días después su cuerpo fue localizado en una olla de agua, donde presuntamente se ahogó y murió, a unos metros donde se celebró un baile, en el entronque a Irimbo, sobre la carretera Ocampo-Angangueo.

Los familiares de quien fuera autoridad el ejido El Rosario y responsable del santuario de la mariposa monarca de desde hace aproximadamente tres décadas, a decir de sus familiares su cuerpo presentaba golpes y signos de tortura que no corresponden a la descripción del accidente, por lo que consideran que no se trató de un accidente como lo aseguraron las autoridades.

El dirigente ambientalista era originario de la vecina comunidad de San Luis e ingeniero agrónomo. Desde inició de los 90 se interesó en el hábitat de la mariposa monarca que arriba en ese santuario del cerro El Campanario, donde prácticamente las visitas del fenómeno migratorio comenzaban días después del arribo del lepídóptero a principios de noviembre hasta la entrada de la primavera.

El ejido El Rosario era apenas un caserío hundido en pobreza extrema, lo mismo que las comunidades mazahuas aledañas, y la tala clandestina se extendía no solo por el municipio de Ocampo sino también hacia Zitácuaro y Angangueo, donde también hay otras colonias de mariposas.

El acceso al santuario del ejido El Rosario era por terracería, más de 15 kilómetros de la cabecera municipal de Ocampo a cerca del acceso a la zona de hibernación de la mariposa. Solo había algunos puestos improvisado de comida y la infraestructura para ingresar al santuario era inexistente. Fueron más de tres décadas de trabajo y de lucha de Homero Gómez y los ejidatarios, que poco a poco llamaron la atención de los tres órdenes de gobierno, organismos internacionales y de la sociedad civil que permitan contar con infraestructura turística, aunque la mayor parte del daño ambiental ha sido irreversible.