En la noche previa a la realización del tercer y último debate entre aspirantes a gobernar la Ciudad de México sucedió un hecho que avivó la confrontación centrada, en la realidad competitiva, en la morenista Clara Brugada y el panista Santiago Taboada.
Alessandra Rojo de la Vega, candidata de PRI, PAN y PRD a presidir la densa y estratégica alcaldía de Cuauhtémoc, en la capital del país, reportó a las 23:27 (a esa hora fue la última edición que hizo a su mensaje en X, antes Twitter): Informo que hace unos momentos mi camioneta en la que iba a bordo acaba de recibir varios disparos. Denunciaremos este atentado, me quieren callar
. Dieciseis minutos antes, a las 23:11 (en respuesta al mensaje de Rojo, que había realizado su primer envío con anterioridad, aunque luego lo editó, a las 23:27), el candidato a gobernar la capital del país, Santiago Taboada, ya apuntaba a presuntos responsables: “Hoy lamentablemente sufrió un ataque el vehículo donde iba @AlessandraRdlv. Pido a @martibatres que detenga las agresiones contra la oposición. Inadmisible el nivel de violencia que han emprendido los gobiernos de MORENA en la #CDMX”.
Doce horas después de los hechos, en conferencia de prensa, Rojo de la Vega y Taboada volvieron a sincronizar la retórica, al señalar a Martí Batres como responsable de lo que pueda suceder. Alessandra aseguró que quisieron matarla y que tal vez
la quieren callar, bajarla
de la elección. Taboada asumió una postura de similar engallamiento, siempre en la escala del crimen político al menos en grado de tentativa.
Rojo de la Vega asegura que los disparos de bala a su camioneta se produjeron en una colonia popular, adonde había ido porque una mujer le había dado una dirección para que la visitara, en grado de urgencia, por problemas de violencia. Al primer disparo, se habría agachado en el interior de su vehículo y habría ordenado a su chofer que acelerara para llevarla a su casa.
Pero Xóchitl Gálvez, candidata a presidir el país, emitió a larga distancia, desde Tepic, Nayarit, un tanteo forense menos intenso: se ve que la intención no es agredirla a ella, sino más bien pegarle un susto porque, aparentemente por la foto que vi, los balazos pegan en una parte del coche que no ponen en riesgo su vida
(https://goo.su/e0DeJ). Le preguntaron si la intimidación
vendría desde el poder e, insolitamente prudente, Gálvez evitó el filo oportunista: No te lo puedo decir porque te digo que eso ocurre en la ciudad a la gente; los asaltos, los homicidios, es algo de todos los días. No sabemos si era una cosa que iba pasando por ahí o era un acto de intimidación hacia ella. No podría yo tener los elementos, pero condeno lo que le pasó
.
Alessandra Rojo de la Vega Piccolo (37 años de edad) trabajó en comunicación social en el gobierno de Peña Nieto en el estado de México y en temas de redes sociales durante la correspondiente campaña presidencial. Ha sido diputada local por el Verde y funcionaria en la administración panista de la alcaldía Miguel Hidalgo con Mauricio Tabe. En noviembre de 2022 aseguró haber sido amenazada de muerte si asistía a una marcha feminista, tema éste en el que algunas voces la acusan de simuladora y oportunista.
Lo sucedido generó una serie de mensajes en redes sociales de personalidades contrarias a la llamada Cuarta Transformación, en solidaridad con Rojo de la Vega, quien enfrenta una dura batalla electoral con el monrealismo que propone a una hija del líder familiar, Catalina, para relevar las hechuras de Sandra Cuevas, quien ahora busca ser senadora por MC, a la vez que uno de sus hermanos, Jaxiel, va como candidato a diputado local por el Verde, en alianza con PT y Morena.
En lo inmediato, lo acontecido con Rojo de la Vega aportó ánimos grupales a Santiago Taboada para el debate nocturno en que uno de los dos temas a tratar fue el de la seguridad pública, de lo cual daremos cuenta detallada en la siguiente entrega de esta columna. ¡Hasta mañana!
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