reportaje especialde siete artículos sobre el
Sistema financiero global en peligro de fragmentación(https://econ.st/3JSRboa).
En su segundo capítulo, The Economist –que mata de risa se defina como independiente
(sic)– aborda el nuevo orden económico
, al unísono del desgajamiento del orden liberal (sic) internacional
cuyo “colapso (¡ megasic!) puede ser repentino e irreversible (https://econ.st/44K9LID)”.
Más allá de los epifenómenos que relata –desde la resiliencia de la economía mundial
, pasando por el auge de EU pese a la escalada de su guerra comercial con China
, hasta la ausencia de un choque petrolero en medio de la guerra del Medio Oriente
–, en una mirada más profunda se vislumbra su fragilidad
. A su juicio, el “orden (¡ megasic!) que ha gobernado la economía global desde la Segunda Guerra Mundial ha sido erosionado (¡ megasic!)” y hoy está cerca del colapso
. Este axioma lo hemos enunciado desde hace mucho los críticos de la nihilista y misántropa globalización desregulada, pero que lo exponga la revista portavoz del globalismo, hoy en caída libre, equivale a una capitulación.
Se vislumbran detonantes preocupantes que activarían un descenso a la anarquía
(¡ megasic!), donde las superpotencias recurren a la guerra
. A The Economist se le olvida que la globalización fue impuesta, y perduró, gracias a múltiples guerras del “complejo militar-financiero (Dennis Small dixit)” de la anglósfera.
Se autocita con su artículo: El orden económico mundial se resquebraja
cuando los críticos van a añorar la partida de la globalización
(https://econ.st/3QHthQl). Hoy la desintegración del viejo orden está visible por doquier
y aunque el dólar permanece dominante y las economías emergentes son más resilientes, los flujos globales de capital han empezado a fragmentarse
, lo cual he expuesto desde mi libro Hacia la desglobalización, de hace 17 años (https://bit.ly/3JTJRbM), hasta el más reciente Nuevo orden geofinanciero multipolar: desdolarización y divisa BRICS (https://bit.ly/3SZZjsI).
La revista globalista es descomunalmente benigna con el manejo geofinanciero/geoeconómico de EU cuando el sistema establecido después de la Segunda Guerra consiguió el matrimonio entre los principios (sic) internacionalistas y los intereses estratégicos de EU
. Concluye que apuntalado por un fuerte crecimiento en EU, pareciera como si la economía mundial pueda sobrevivir a cualquier cosa que se le presente. Pero no podrá
(¡megasic!).
La propaganda anglosajona no se da por vencida y, en la misma Londres, Ambrose Evans-Pritchard, portavoz de la monarquía declinante de Gran Bretaña, en tres artículos en The Telegraph alucina que: 1. El jázaro críptico Milei convertirá a Argentina en la Texas de Latinoamérica
con las pletóricas reservas de gas esquisto en Vaca Muerta (https://bit.ly/3QI2P93); 2. El litio de Argentina la propulsará a la estratósfera (https://bit.ly/4aem5SI), y 3. Con su desafío a China, el disfuncional Milei está sentando las bases para una revolución de libre mercado
(https://bit.ly/3JWxnQH).
Las alucinaciones geofinancieras de los globalistas hoy son intratables por la realidad geopolítica. Quizá debido a su especialidad economicista, The Economist pasa por alto tres fechas nodales que (en) marcan la caída, para no decir colapso, del hoy ya caduco orden globalista financiero
: 1. El anuncio del porvenir desde 2007 en la Conferencia de Seguridad de Múnich por el presidente ruso Putin (https://bit.ly/3RIonE4); 2. La quiebra de Lehman Brothers, que la anglósfera intentó endosársela a China (https://bit.ly/3wCcTJS), y 3. La humillante derrota de la OTAN en Ucrania.
A mi juicio, la elección del 5 noviembre decidirá si Biden prosigue su estéril guerra de hemorragia demográfica contra Rusia o si Trump opta por el aislamiento regional selectivo y la reconstrucción holística de EU.
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