Randy Arozarena fue la figura de los Rays y la pesadilla de los Yanquis. El mexicano desquició el pitcheo de Nueva York con su séptimo jonrón de la temporada y cuatro remolcadas que propiciaron el triunfo de Tampa Bay (7-2) en el Tropicana Field.
Las últimas dos semanas han sido las de mayor productividad para Randy en la caja de bateo. Después de un mes de abril en el que apenas conectó un cuadrangular y remolcó seis, Arozarena se encontraba con la pólvora apagada. Pero mayo ha sido diferente para el pelotero con un registro de cuatro vuelacercas y ocho impulsadas.
Aparentemente, con lo observado en los últimos 11 días, la dinamita de Randy está de regreso.
Ayer, cuando el partido se encontraba 2-1 en favor de los Bombarderos del Bronx, el seleccionado nacional, con dos hombres envasados, pegó un batazo por todo el jardín derecho de tres rayitas en el marcador. Le dio la vuelta al partido en la tercera entrada. Sin embargo, la cátedra del cubano naturalizado mexicano no terminó ahí.
En la séptima, en la misma en la que su compatriota Isaac Paredes remolcó una, Arozarena le puso candado a la victoria con un doble productor de una carrera, para terminar por reafirmar el gran momento que atraviesa el beisbolista de 29 años.
Tras este resultado, los Rays dejaron su récord en 20-20 y se encuentran a seis juegos de distancia de los Yanquis (26-15) en la División Este de la Liga Americana.