Como Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador ha entrado en la etapa de los últimos días
oficiales a conmemorar: de la Constitución, del Ejército, de la Bandera, de la Expropiación Petrolera, del natalicio de Benito Juárez, del Trabajo, de la Batalla de Puebla, del Maestro y de la Independencia. Ya no librará el día de la Revolución Mexicana, porque el próximo 1º de octubre será el último acto al que asista como mandatario, es decir, el relativo a la transmisión del Ejecutivo federal.
En poco menos de cinco meses, el tabasqueño cierra su ciclo como Presidente de la República, en un ejercicio diametralmente opuesto al de sus antecesores, y entregará la banda y el mando a la primera mujer en ocupar ese cargo en la historia nacional, la cual, sin duda alguna, no será Lady Gelatinas con todos los titiriteros atrás de ella.
Así, caen las hojas del calendario, se reducen los tiempos y el pasado miércoles, López Obrador se reunió en Palacio Nacional con decenas de sindicalistas con quienes, como mandatario, compartió el pan y la sal para conmemorar su último Día Internacional del Trabajo.
Antes de ello, en el Zócalo capitalino se congregaron miles de trabajadores afiliados a diversas organizaciones sindicales (la mayoría de extracción priísta, con todo lo que ello implica), cuyos dirigentes, la mayoría, hablaron pestes de la política laboral de la presente administración, a pesar de que en los 36 años de régimen neoliberal el sector más golpeado por el prianato fue, precisamente, el laboral, mientras los líderes sindicales que hoy echan ajos y cebollas avalaron, entre tantas otras cosas, la congelación salarial y la legalización del outsourcing, mientras servían de tapete al mandatario en turno.
A ellos, el presidente López Obrador les recordó que la política laboral de su administración permitió corregir todas las aberraciones cometidas contra los trabajadores durante el periodo neoliberal; ninguna de las reformas aprobadas en el neoliberalismo fue para su beneficio
, aunque sus líderes no sólo permitieron el brutal golpeteo a la masa obrera, sino que avalaron en el Congreso dichas modificaciones constitucionales. Pero el miércoles, muy entrones, derrocharon improperios.
El dirigente que ponderó los avances en la presente administración gubernamental fue el del sindicato minero, Napoleón Gómez Urrutia, quien subrayó que el gobierno actual ha permitido y creado las condiciones de respeto. No ha habido persecución dirigida hacia los trabajadores ni a sus líderes; en otros gobiernos la tuvimos contra los mineros, los maestros
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En el balance, Gómez Urrutia detalló que durante estos últimos años “hemos avanzado como nunca en materia laboral, habiendo aprobado en el Senado de la República 160 iniciativas en la Comisión de Trabajo y Previsión Social –que preside–; de ellas destacan, rápidamente, los derechos para las personas trabajadoras del hogar; la democracia y la libertad sindical; la eliminación de la subcontratación ( outsourcing, aprobado por Felipe Calderón como regalo a la patronal), un sistema de simulación y explotación laboral que acumulaba más de 10 millones de trabajadores bajo este sistema y crecía cada año. Hoy hemos recuperado cerca de la mitad de estos trabajadores con empleos formales”.
También precisó que los 15 decretos de reforma laboral que fueron publicados en este gobierno representan 37 por ciento de las reformas de la Ley Federal del Trabajo desde su publicación, tomando como referencia los últimos nueve presidentes de México. Sólo por mencionar algunos: durante la gestión de Vicente Fox sólo un decreto publicado, uno solo; en el de Calderón sólo dos, y en el de Peña Nieto, tres; en el de Zedillo se publicaron dos, y yendo hacia atrás, en el de Salinas de Gortari, cero, ni un decreto en favor de la clase trabajadora
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Las rebanadas del pastel
Ahora que un grupo promovió el primer amparo colectivo (727 personas de los sectores público y privado) contra el recién creado Fondo de Pensiones para el Bienestar, vale considerar lo revelado por el dirigente Gómez Urrutia: Noruega (la nación con mayor índice de bienestar en el mundo), con 5 millones de habitantes, tiene el mayor fondo de pensiones del planeta: más de 900 mil millones de dólares para beneficio de los trabajadores, donde 90 por ciento de ellos, de todos los sectores, están afiliados a un sindicato. Entonces, ¿qué no podremos seguir un poco la ruta y la experiencia de este tipo de países? Algo vamos a aprender y vamos a poder implantar aquí
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X (antes Twitter): @cafevega