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El declive

30 de abril de 2024 00:02

La Oficina de Evaluación Neta del Pentágono encargó a la Rand Corporation un estudio referido al “declive relativo de la posición de Estados Unidos”. El primer capítulo explica con crudeza el problema: “Su posición competitiva se ve amenazada tanto desde dentro (por la ralentización del crecimiento de la productividad, el envejecimiento de la población, un sistema político polarizado y un entorno informativo cada vez más corrupto) como desde fuera (por el creciente desafío directo de China y la menor deferencia hacia el poder de Estados Unidos por parte de docenas de países en desarrollo)”.

Mis citas están tomadas del artículo “¿Se está poniendo lentamente el sol en el poder de Estados Unidos?”, de David Ignatius, de The Washington Post. El estudio de Rand sería publicado hoy. Según esa investigación, el declive se está “acelerando” y, dice Ignatius, “hay una narrativa de derechas del declive y otra de izquierdas. Aunque coinciden en que algo falla en Estados Unidos, ambos bandos discrepan, a menudo en extremo, sobre qué hacer al respecto”.

Con una perspectiva de largo plazo histórico, el estudio afirma: “Cuando las grandes potencias han perdido una posición de preeminencia o liderazgo debido a factores internos, rara vez han invertido esta tendencia”. Son referidos Roma, la España de los Habsburgo, los imperios otomano y austrohúngaro.

Es preciso agregar a Inglaterra. Sobre las causas inmediatas: “adicción al lujo y la decadencia”, “incapacidad para seguir el ritmo de... las demandas tecnológicas”, burocracia “osificada”, “pérdida de virtudes cívicas”, “sobrecarga militar”, “élites interesadas y beligerantes”, “prácticas medioambientales insostenibles”: el Estados Unidos actual. El estudio, as usual, señala que las élites deberán arreglar el mundo.

Tales tendencias ocurren cuando en toda la geografía dominada por el imperialismo estalla una ola de indignación con olor a conflagración, con largas historias de gestación. En Estados Unidos domina la escena, por hoy, el tsunami estudiantil, que ya se extiende por Francia, Alemania, Italia: la última manifestación en Milán con 500/600 mil manifestantes y más de seis horas de duración fue épica, debido a que iba mezclada con mil protestas frente al gobierno de Meloni.

China extiende la mano a Estados Unidos tratando de sosegar al monstruo herido, pero Blinken dice que “hay pruebas” de la interferencia de China en la elección de Estados Unidos, sin mostrar ninguna. En tanto, la ola estudiantil amenaza a Biden, que continúa por detrás de Trump en las encuestas.

Peor aún: Biden se enfrenta a la posibilidad de que Robert F. Kennedy hijo (RFK) le birle votos demócratas. RFK busca competir con un nuevo partido llamado We The People; lleva como compañera de fórmula a Nicole Shanan, abogada y antigua partidaria de causas demócratas.

Shanan se define como demócrata desencantada y cuenta con mil millones de dólares que recibió de su acuerdo de divorcio con Serguéi Brin, cofundador de Google. Dinero de sobra para su campaña. RFK es un terraplanista que asegura que las vacunas contra el covid-19 demostraron “tener una eficacia negativa”, pues su aplicación hacía “que la gente fuera más propensa a la infección, que no haciendo nada en absoluto”.

Algunas crónicas sostienen que afirmó que el covid-19 estaba “étnicamente dirigido” para evitar “a los judíos asquenazis y a los chinos”. Y Shanan, por su parte, cree que vacunar a los niños ha provocado un fuerte aumento de los casos de autismo. No parece haber nadie que asegure que RFK puede ganar, pero sí que puede inclinar la balanza a favor de Trump.

Parte de lo que hoy es Estados Unidos. Los presidentes, en su segundo mandato, se sabe, pueden ser temerarios y tomar riesgos a los que no se aventuraron durante el primero. Desde esta perspectiva, un nuevo triunfo de Trump es visto como un peligro relacionado con el alto nivel de la deuda pública. Sea Biden o Trump, se enfrentará a la creciente carga de la deuda en el presupuesto del gobierno.

Trump sabe algunas cosas sobre el impago de deudas porque sus empresas se han acogido al capítulo 11 del Código de Quiebras al menos cuatro veces, como una vía para eludir sus obligaciones fiscales. Frente a una suspensión del servicio de la deuda por Trump, los tenedores de bonos de esa deuda podrían demandar al Tesoro.

No podrían hacer mucho más, pero ello daría al traste con la imagen de la deuda gringa como la inversión más segura disponible en el mundo (los bonos del Tesoro). Para los inversionistas es la piedra angular del sistema financiero internacional. Trump podría culpar a los demócratas por su gasto excesivo. Si el susodicho libra a la justicia, el desmadre trumpiano será de pronóstico reservado. El de Biden sería de otro tipo.

La elección en Estados Unidos se vuelve una bomba de tiempo, Netanyahu prosigue con su brutal limpieza étnica, la guerra amenaza con crecer en el Oriente Medio, la guerra en Ucrania no tiene fin, las tensiones aumentan en Occidente con las olas estudiantiles y de otras clases. La lucha de masas está al alza: signos de nuestro tiempo.



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